La Iglesia Anabautista Fellowship de Alamosa (Colorado) es el resultado de la cooperación dentro de la Iglesia Menonita de EE. UU.
Por Andrew Clouse
(Red Menonita de Misión/Iglesia Menonita de EE. UU.)—La Iglesia Anabautista Fellowship de Alamosa (Colorado) es un ejemplo de lo que puede suceder cuando dos o más socios se unen en torno a una meta en común.
La iglesia, que se adhirió a la Conferencia Mountain States en agosto de 2011, es el resultado de años de presencia del Servicio Voluntario Menonita (MVS, por sus siglas en inglés) en el Valle de San Luis, el apoyo financiero de la Conferencia Mountain States y la Red Menonita de Misión, y un acto de fe de un grupo de menonitas que viven en la zona del valle desde hace años.
Esta iglesia de 15 miembros comenzó a reunirse hace casi dos años. Según la coordinadora del MVS Alice Price, una de sus metas es ser un espacio de sostén espiritual para la base del MVS que se mudó recientemente a Alamosa, dejando el que fue su hogar durante muchos años en la vecina La Jara. De hecho, el vínculo es tan íntimo que durante el primer año, la iglesia se reunió en la casa del MVS.
“En parte, la visión consistía en ofrecer un hogar espiritual no solamente a los voluntarios menonitas que sirven durante uno o dos años”, dice Price, quien coordina la base del MVS desde hace 20 años, “sino también a otros adultos jóvenes que llegaran a la comunidad con propósitos similares y no tuvieran una iglesia de base”.
Convertirse en un espacio de crecimiento espiritual
El MVS tiene una larga historia en el Valle de San Luis, un valle desértico alpino y región agrícola de gran extensión, que a la vez es una de las partes más pobres de Colorado. La unidad se fundó en 1983 para proveer de personal al Hospital del Condado de Conejos en La Jara, el cual, como muchos de los hospitales rurales de Colorado, en aquel entonces estaba bajo administración menonita.
Cuando le entregaron el hospital al liderazgo local a comienzos de la década de 1990 y tuvo ya menos necesidad de voluntarios médicos, los administradores de la unidad y el personal de la Red Menonita de Misión decidieron seguir con el MVS en La Jara para así continuar con su involucramiento creciente con otras necesidades de la comunidad.
“Ahora, la mayoría de nuestros proyectos están relacionados con el cuidado de la salud; hemos trabajado durante muchos años con otras necesidades, como los servicios por la violencia doméstica, los servicios de inmigración, los programas de prevención para personas sin hogar y la justicia restaurativa”, dice Price.
Estos puestos tienen su base en Alamosa, la capital del condado y el centro neurálgico de muchas agencias sin fines de lucro de la región. Los voluntarios estaban invirtiendo una cantidad significativa de tiempo y dinero para viajar 15 millas de ida y vuelta en auto a su trabajo. Tenía sentido considerar la posibilidad de trasladar la base a Alamosa.
La primera necesidad de la base fue un hogar asequible. Si bien la Red Menonita de Misión no suele comprar casas para las bases del MVS, sino que le deja esa logística a la comunidad anfitriona, desde hace mucho tiempo la organización es dueña de la casa de La Jara donde los voluntarios viven. La Red de Misión aceptó ofrecer todo lo recaudado con la venta de la casa para comprar otra, pero aún debió superar algunos desafíos. El mercado inmobiliario, que nunca había sido fuerte en el valle, había tocado fondo poco tiempo atrás, de modo que colocar la vivienda en el mercado era un riesgo. Sin lo recaudado a través de la venta de la casa, a la unidad no le alcanzaba para mudarse a Alamosa.
“Alice dio un gran paso de fe”, dice Del Hershberger, director de los programas de servicio cristiano de la Red de Misión. “En realidad, ella y su esposo, Andy Zaugg, adquirieron una propiedad en Alamosa aún antes de definir los detalles de si podrían vender la casa de La Jara y transferir el dinero. Básicamente ofrecieron un préstamo puente para esa propiedad”.
Finalmente la casa se vendió y la Red de Misión hizo que los fondos netos estuvieran disponibles para comprar la propiedad de Alamosa.
La segunda necesidad de la unidad era la de un hogar espiritual. Una iglesia presbiteriana pequeña y avejentada de La Jara había recibido a los adultos jóvenes durante las dos primeras décadas de presencia menonita. Luego, algunos miembros del MVS comenzaron a asistir a una iglesia metodista de Alamosa que compartía los valores del MVS de atender las necesidades de la comunidad.
Pero aquellos que habían vivido muchos años en el valle anhelaban una comunidad anabautista. Fue así que durante un año, un pequeño grupo de adoradores comenzó a reunirse los jueves por la noche en la casa del MVS de Alamosa, con un momento inicial de adoración y otro posterior con una comida fraternal. En septiembre del 2011, luego de que la cantidad de participantes superara la capacidad de la casa, se mudaron al edificio de una iglesia presbiteriana. Cambiaron el horario de la adoración a los domingos por la noche, y siguen comiendo juntos después del culto.
Con el fin de incluir a amigos y vecinos, los miembros de la iglesia han probado distintas estrategias para llegar a la gente. Un mes proyectaron y debatieron una película en la casa de un miembro de la congregación. El mes siguiente, el Domingo de Ramos, viajaron hasta el lugar del vía crucis al aire libre d creado por un escultor local de la localidad de San Luis.
“Pensamos hacer algo una vez al mes que le interese a mucha gente y para lo cual sea un poco más fácil invitar a algún amigo”, dice Price.
Importancia de la presencia a largo plazo del MVS en el valle
Esta nueva iglesia plantada es un ejemplo de cooperación. La presencia a largo plazo del MVS en el valle generó la necesidad de una iglesia. El grupo de base de la congregación proveyó la visión. La Red de Misión contribuyó con lo recaudado de la venta de la casa de La Jara, y el Proyecto SEED de la Conferencia Mountain States —una iniciativa de la conferencia que ofrece dinero para poner en marcha obras misioneras— ha contribuido con dinero para ayudar con los costos que les implica la transición a Katie y Luke Yoder, quienes se mudaron desde Denver para asumir el liderazgo de esta iglesia en ciernes.
Luke Yoder sirvió durante dos años con el MVS en La Jara a mediados de la década del 2000 y es actualmente el director ejecutivo de la agencia para la cual trabajó, el Centro para programas restaurativos. Nicole Bontrager, otra ex participante del MVS, también decidió permanecer en Alamosa con su ex agencia para formar parte del equipo de liderazgo de esta nueva iglesia.
Del Hershberger dice que la sociedad que se generó le dio una oportunidad a la Red de Misión de apoyar la creación de una nueva comunidad de fe.
“Aunque MMN podría haber usado lo recaudado con la venta de la casa para otro ministerio, resulta muy significativo poder invertir en un ministerio local con socios permanentes que están haciendo algo nuevo”, dijo Hershberger. “Sentimos que fue una oportunidad muy importante de asociarnos con la conferencia y esta nueva iglesia.”
Herm Weaver, el ministro de la Conferencia Mountain States, concuerda con todo esto.
“Muchas veces, la única forma en que la mayoría de nosotros podemos ver las cosas es desde nuestros pequeños feudos y desde lo que nos viene bien a nosotros”, dice Weaver. “Este era uno de esos casos en que la gente piensa más allá de sus feudos y dice: ‘Esto parece lógico para el bien de la todos y haremos nuestra contribución’”.
El trabajo del MVS a lo largo de tres décadas fue una razón fundamental para que la iglesia exista.
“Es obvio que hoy no habría iglesia nueva si no existiese el MVS, porque el MVS es lo que lleva a la gente allí y hace que la gente se quede”, dice Weaver.
Price agrega que los voluntarios del MVS son importantes para sostener el trabajo de acercamiento a la comunidad que vive en el valle.
“En las zonas rurales, los fondos son limitados y las agencias son pequeñas”, dice Price. “Nuestros voluntarios del MVS han marcado una diferencia al ofrecer servicios sustentables de alta calidad que no habrían sido asequibles para estas pequeñas organizaciones sin fines de lucro”.
Para Weaver, la nueva iglesia que se fundó tiene un valor personal. A su hija, Chloe Weaver, la mataron en el 2010 mientras andaba en bicicleta cerca de Alamosa al poco tiempo de comenzar su ciclo de servicio con el MVS. Los recuerdos siguen muy vivos, dice él, pero la nueva comunidad de fe lo llena de gratitud.
“Estoy muy agradecido con la Red de Misión por estar dispuesta a participar en este proyecto”, dice. “Mi hija fue parte de esa unidad y agradezco que la conferencia apoye estas cosas. Pero es la gente que trabaja allí día a día la que permite que todo esto ocurra. Luke, Katie, Alice, Andy y Nicole son realmente las personas que trabajan día a día y merecen la mayor parte del reconocimiento”.
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Traducción: Alex Naula, Zulma Prieto
Imágenes disponibles:
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Alice Price, una coordinadora local del MVS de Alamosa, Colorado, de hace mucho tiempo y su marido, Andy Zaugg, ofrecieron un préstamo puente para adquirir un nuevo hogar (que se ve aquí) para la unidad del MVS cuando se mudó de La Jara a Alamosa. (Foto de Mikaila Holt.)
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De izq. a der.: Nicole Bontrager, una ex participante del MVS, Sue Miller y Sarah Hiebert, ambas participantes actuales del MVS, ofrecen la musical especial durante un culto dominical de adoración. (Foto de Gordon Miller).