Iglesia Menonita de EE. UU.
Una mujer con discernimiento
Crecer como menonita/choctaw le ha permitido a Carol Roth construir puentes dentro de la iglesia.
Por Patricia Burdette
“Crecer en un hogar misionero y ser hija de pastor me permitieron ser más sensible para desarrollar relaciones”, explica Carol Roth, una choctaw de Clinton, Miss. Su sonrisa contagiosa y ojos cafés claros invitan a la conversación.
Carol también es susceptible a las dos culturas en las que creció. Cuando ella y su hermana gemela, Rosa Lee eran niñas, sus padres biológicos, Emma Lee y Leonard Wallace, le pidieron a misioneros que estaban en lo que es hoy una reservación choctaw en el condado Neshoba, Miss., que cuidasen a las gemelas durante el invierno para que pudieran sobrevivir; los Wallace, agricultores itinerantes, tenían cinco hijos menores de tres años. Luego del primer año, los Wallace le pidieron a los misioneros, Ethan y Shirley Good de Harrisonburg, Va., que continúen cuidando a las gemelas.
“Parte del arreglo”, explica Carol, “fue que mi hermana y yo asistamos a funerales, reuniones familiares, cumpleaños y otros eventos en la reservación con el fin de mantenernos conectados a nuestra familia y cultura”. Esto obligó a los Good a llevar a las gemelas en viajes de 30 minutos por carreteras escabrosas desde Mashulaville a Pearl River de vez en cuando, pero fue un compromiso que cumplieron.
De esta forma, Carol y su hermana crecieron en un hogar menonita y al mismo tiempo mantuvieron la conexión con su cultura nativoamericana. Su crecimiento inusual en un ámbito bicultural parece que la ha ayudado a Carol en ambas culturas, estadounidense y choctaw. Sin embargo, ya que creció más con la cultura anglosajona, Carol dice que “tuvo que encontrar a gente que esté dispuesta a responder sobre la cultura y tradiciones choctaw preguntas tales como: ¿Es bueno bailar las danzas choctaw? ¿Les permito a mis hijos bailar? ¿Cuáles bailes deberían danzar?” Aunque estas cuestiones han sido un reto personal importante, Carol dice que “este reto me ha permitido aprender sobre mi cultura y como servir a Dios”.
Ella es ahora líder del personal de Ministerios Menonitas Nativos (NMM por sus siglas en inglés); Carol dice, “mi experiencia de vida me ha hecho consciente de las necesidades y los sentimientos de los nativoamericanos que no crecieron en sus culturas, y soy sensible a las diferencias entre las iglesias nativoamericanas con las que trabajo en mi puesto con Ministerios Menonitas Nativos. Aunque existen varios aspectos de la cultura nativoamericana que están presentes en la mayoría de las tribus, cada una tiene sus cualidades distintas que deben ser respetadas”.
Llamada para servir a su gente
Carol conoció a su esposo, Mark Roth de Tavistock, Ontario, Canadá, cuando él fue a Misisipi como voluntario con la Junta Menonita de Misiones (la que hoy es la Red Menonita de Misión) en 1986. Mark regresó a Canadá en 1987 luego que su periodo de servicio voluntario había terminado. Luego de dos años, en 1989, Mark y Carol se casaron. Luego de su casamiento, Carol y Mark vivieron en Canadá, en donde Mark trabajó como contador en el Rockway Mennonite Collegiate en Kitchener, Ont.
“Durante este tiempo, comencé a discernir el llamado de Dios para servir a mi gente—los choctaw—por medio de la iglesia, pero no quería fastidiar a Mark con el tema de regresar a EE. UU”., explica Carol. “Oré para que Dios ponga el mismo llamado en el corazón de Mark. ¡Y Dios lo hizo! En 1990 regresaron a Mashulaville, Miss., para ministrar a la gente choctaw.
“Escogimos no vivir en la reservación; nuestro hogar—a diez minutos de la reservación—se volvió el lugar al cual la gente de la comunidad y la iglesia venía para conversar”, afirma.
Mark se esforzó para adaptarse a la cultura choctaw, y Carol añade, “la gente choctaw lo aceptó en su comunidad y tribu”.
Mark sirvió como pastor de la iglesia indígena menonita Nanih Waiya en Preston, Miss., junto a Ethan Good—quien junto a su esposa criaron a Carol y su hermana gemela—y luego se convirtió en pastor principal cuando Ethan se jubiló luego de servir 14 años en ese cargo. Carol fue parte vital del ministerio en la iglesia Nanih Waiya en su papel de pianista y líder de canto, así como también maestra de escuela dominical para mujeres. “Mark y yo también fuimos patrocinadores de los aproximadamente 20 jóvenes de la iglesia. ¡Realmente disfrutamos esa labor!” dice ella, con una sonrisa grande.
Ahora Mark es capellán en el Hospital Bautista de Clinton, Miss.—a 90 millas de distancia—pero todavía se le llama para presidir funerales en Filadelfia, Miss., para algunos choctaw. La familia Roth ahora asiste a la iglesia menonita Open Door en Jackson, Miss., la cual pertenece a la conferencia Gulf States.
Carol, quien ha servido como administradora tribal del tribunal de la banda de choctaw de Misisipi, cree que ha sido llamada a servir a Dios con sus talentos de administración y a ministrar a los nativoamericanos. “No hubo un relámpago, sino un sentir de dirección de Dios por medio de amigos y conversaciones con otros”, explica.
En el 2007, Carol y Mark fueron voluntarios con Ministerios Nativos Menonitas—un grupo perteneciente a la Iglesia Menonita de EE. UU. que incluye a 12 iglesias activas en siete estados—y en el 2008 fueron contratados como líderes de personal. En el 2009, Carol pasó a ser la única persona en NMM cuando Mark comenzó su labor de capellán. “Mark todavía es voluntario en NMM”, acota Carol, “pero ya no es empleado”.
Carol explica que cuando fueron empleados de NMM, “una de las necesidades que las iglesias identificaron fue a alguien que visite a las iglesias. Ya que las iglesias nativoamericanas están en lugares remotos, la gente y sus líderes anhelan tener conexión con la denominación”.
Cuando ella hace las visitas, ella busca a líderes y jóvenes que puedan parearse en relaciones que proporcionen asesoramiento, y que puedan servir a la iglesia. “Uno de mis sueños es juntar a los pastores de las iglesias menonitas nativas en un retiro para que puedan relacionarse y ofrecer recursos mutuamente”, añade.
Cuando Carol va a reuniones, siempre maneja. Dice que le permite tener tiempo para ella, y puede disfrutar del paisaje durante el viaje. Incluso ha manejado a California desde su casa en Clinton.
Debido a que Carol tiene hijos en casa (Cody, de 21 está en la Universidad de Southern Misisipi; Gabriel de 15; y Jonathan de 10 años), no se compromete a todos los pedidos de servicio. “Antes de responder, oro para discernir lo que Dios me pide que haga”, dice. Aunque Carol sabe que sus hijos y esposo pueden estar sin ella, ellos la extrañan cuando viaja a las iglesias nativoamericanas menonitas y a otras reuniones de la iglesia. “Viajo bastante”, dice, pero enfatiza, “hablo con cada uno de ellos por lo menos una vez cada día”.
Cada año Carol y Mark se enfocan en discernir un pasaje o concepto de la escritura para el año que viene. Con el paso de los años, ellos han hallado sentido en varios salmos. Un año se enfocaron en el concepto de la paz. Carol compartió su verso para el 2011, 2da de Corintios 5:7—“Caminamos por fe y no por vista”, dice ella.
Su pasión por relacionarse y la sanidad
“Deseo contribuir con mis conocimientos para otros y también aprender de ellos”, añade. “Me veo como alguien que puede ayudar a que las iglesias nativoamericanas se relacionen entre si y también a que los líderes y líderes potenciales se entrelacen con las demás iglesias de la Iglesia Menonita”.
“La reconciliación racial es my pasión y visión para la iglesia”, añade Carol. Como miembro del Comité de Referencia de Relaciones Interculturales de la Iglesia Menonita de EE. UU.—el cual tiene representantes de Ministerios Nativos Menonitas, Asociación Menonita Afroamericana, Iglesia Menonita Hispana y de Asia—ella dice, “la Iglesia Menonita de EE. UU. trabaja para utilizar e incorporar los talentos de la gente de estos grupos étnicos”.
Carol también está involucrada con el trabajo contra el racismo que realiza la Iglesia Menonita de EE. UU. como parte del grupo de trabajo para la sanidad racial. “La sanidad toma tiempo, y todavía hay mucho por hacer”. Aunque tres conferencias han expresado su deseo de trabajar en cuanto a la sanidad racial, ella se pregunta “¿Qué será de las 18 conferencias restantes?” Añade que “la cultura dominante se puede disculpar, pero son los grupos étnicos los que deben sanarse”.
Juntando a las mujeres menonitas
Carol también aplica su pasión para conectar personas con su participación en la junta de Mujeres Menonitas de EE. UU.
“Me gustaría ver más grupos activos de mujeres nativoamericanas menonitas en los grupos locales de mujeres menonitas”, dice. Ella recomienda que las reuniones se realicen en las noches o en sábados por la mañana, ya que muchas mujeres trabajan fuera del hogar. “Ellas deben saber que la mujer de hoy en día no se dedica solamente a coser todo el día”.
A Carol le gusta innovar en su grupo de mujeres menonitas nativoamericanas, les ayuda a generar ideas creativas para juntar a las mujeres para aprender y servir. Dice, “Hemos hecho manualidades con cuentas choctaw que se venden para recaudar fondos para organizaciones como el Comité Central Menonita, y también hemos realizado clases de cocina con el fin de usar suministros (insumos no perecederos donados a los nativoamericanos por el departamento federal de agricultura) en recetas deliciosas y saludables”.
Rhoda Keener de Shippensburg, Pa., co directora ejecutiva de Mujeres Menonitas de EE. UU., quien también ha servido junto a Carol en el Consejo de Líderes de la Iglesia Menonita de EE. UU., afirma, “he apreciado los talentos de Carol como persona que relaciona, tal como lo hace genuinamente a distintas culturas. Ella ofrece pensamientos profundos y sabiduría cuando hace preguntas en reuniones”.
Construye puentes
Carol creció entre dos mundos: el menonita y el choctaw.
“Cuando era joven, pensé que todos crecían de la misma manera”, acota. “En mi edad adulta, me doy cuenta que esto ha sido bueno para mi. He aprendido la forma de vivir de los menonitas y de los choctaw”.
“Por ejemplo, para los menonitas, la hospitalidad significa preparar comida especial, poner la mesa con los mejores manteles y vajilla, y preparar las cosas bien cuando la gente viene a comer contigo”, dice Carol. “Para los nativoamericanos, el propósito de compartir los alimentos es entablar amistad, y no se trata sobre la etiqueta”. Por lo tanto, los nativoamericanos generalmente sirven lo que tengan disponible y toman tiempo para pasar con sus huéspedes. “Estas diferencias culturales pueden fácilmente crear mal entendidos, por lo tanto trato de educar a una cultura acerca de la otra”.
De la misma manera, Carol afirma que a menudo la gente de la cultura dominante le pregunta por que elementos de su cultura como las danzas y tambores no se usan en los cultos nativoamericanos.
Ella explica que “cada tribu es diferente, y los símbolos tienen distintos significados para cada tribu, por eso es importante ser cuidadoso y discernir lo que puede ser usado sin ofender a otros”.
Aunque el inglés es la lengua materna de Carol, ella ha aprendido el choctaw. “Me gusta hablar el choctaw, pero me causa problemas con el inglés muchas veces”, afirma.
“Pienso despacio, también” explica. “No siempre estoy lista para responder a las preguntas rápidamente como lo hacen otros. De igual forma, los nativoamericanos tienden a procesar las preguntas y a planear como responder, así que les toma más tiempo responder. He tratado de hacer conciencia de este hecho en la denominación para mejorar el entendimiento”.
En su creciente involucramiento con el liderazgo de la iglesia, ella ha sentido la guía de Dios por medio de otros, “especialmente de los líderes de la Iglesia Menonita de EE. UU”. Ella menciona a Glen Guyton, Rhoda Keener y LaVern Yutzy, y afirma que “sus vidas y el ejemplo que demuestran ha sido un factor formativo en mi vida”.
Glen Guyton de San Antonio, Texas, director de recursos para los miembros de la Iglesia Menonita de EE. UU., dice que “Carol es un ejemplo genuino de cómo una líder sierva lidera con el corazón. Ella desempeña su ministerio con gozo y entusiasmo. Ha sido un placer trabajar con ella; ama a Dios y tiene la pasión para representar a aquellos a quien Dios le ha encomendado a liderar”.
LaVern Yutzy de Lititz, Pa., consultor de la Alianza Menonita para Servicios de Salud, dice “aprecio su compromiso, sus dones y su buena disposición para hacer impacto en el contexto eclesial y aun más allá”.
Carol reflexiona y añade, “Me siento muy bendecida cuando conecto a todas estas personas. He adquirido mucho conocimiento por medio de las conversaciones individuales con los nativoamericanos y con las personas de la denominación. Espero que yo también haya contribuido con mis conocimientos a los demás”.
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Patricia Burdette es la editora de Mujeres Menonitas de EE. UU. y de su revista timbrel. Ella está casada con Rob Burdette y tienen cinco hijos y nueve nietos.
Traducción: Alex Naula, Zulma Prieto
Foto disponible:
Carol Roth unge a Stanley Green durante la convención de la Iglesia Menonita de EE. UU. en Pittsburgh en el 2011. (Foto por Everett Thomas/The Mennonite)