por Adriana Celis
La Semana Santa llegó este año más rápido de lo esperado. El mundo se prepara para una de las celebraciones más importantes del cristianismo que dividió en dos la humanidad: la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
En efecto, todas las comunidades y las grandes religiones basadas en la fe cristiana, conmemoran esta fecha tan especial, la cual nos recuerda que en la magnificencia de Dios, él tuvo misericordia de nosotros. Sin embargo, en estos tiempos modernos donde la tecnología lleva a la humanidad a lugares nunca antes explorados como los presentados por desarrollos de la inteligencia artificial (IA), la fe se está viendo desplazada. Y es que a veces es más fácil charlar con un modelo de IA, que con un pastor o una pastora.
Es por ello que me pregunto, ¿llegarán las máquinas a reemplazar a los pastores?, ¿podrán ellas dar soluciones más efectivas a problemas muy complejos?, ¿qué ha pensado la iglesia frente a este enorme reto?, ¿es este un buen momento para ser pastor o pastora?
Las respuestas a estos interrogantes no las tengo, apreciado lector, pero seguro que Dios en su palabra sí puede proveer muchas soluciones a estos desafíos que hace unos años parecían ser extrapolados desde las obras cinematográficas de ciencia ficción, pero que hoy hacen parte de la realidad. Este tiempo de pascua es crucial para volver a Jesucristo y reflexionar en su obra de amor, redención y liberación de la opresión de los afanes y los desafíos de este mundo.
Renovación de la confianza y fe
La Semana Santa más allá de ser un tiempo de vacaciones, nos invita a hacer un alto en el camino. La muerte y la resurrección de Jesucristo se vuelven el eje principal del mensaje de reflexión, ya que este ofrece la esperanza en tiempos de retos que enfrenta el mundo, como la devaluación del ser humano, la violencia, la pobreza, las injusticias, entre muchas más. La pascua nos recuerda la posibilidad de alcanzar nuevas oportunidades en Dios, de renovar la esperanza en un Dios que es omnipotente y todopoderoso. Su poder no es corto ni limitado, al contrario, él nos acerca a él con lazos de amor; su palabra dice: «que por el gran amor del SEÑOR no hemos sido consumidos y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!» Lamentaciones 3:22-66 (NVI).
Periodo de conexión y unida en el cuerpo de Cristo
En los tiempos actuales donde la era digital hace que la vida se sienta y se viva acelerada, se hace necesario volver a los pies del que trae el perfecto descanso… Jesucristo. En la Semana Santa podemos tomar la decisión, como creyentes y discípulos y discípulas del Dios viviente de hacer una pausa para realizar una introspección en la obra redentora de la cruz. De este mismo modo, tomarnos el tiempo de conectar con familiares, amigos y extender nuestra compasión por aquellos que viven en circunstancias de dificultad. Es un tiempo para humanizarnos y vernos cómo somos, en especial teniendo presente lo que las máquinas han deshumanizado. Cuando volvemos y reconocemos nuestra naturaleza humana podemos mostrar el amor a través de las obras que Dios mismo encarnó al dar a su único hijo como sacrificio vivo para que tuviéramos vida eterna.
Conclusiones finales
En conclusión, la importancia de la Semana Santa en esta sociedad moderna no puede ser desestimada. Es por la muerte y el triunfo que la resurrección representa un momento de celebración para el cristiano. Para no solo dar gracias a Dios, sino para hacer las paces si se está alejado de Él, para empezar a vivir una vida en victoria, que refleje el amor al necesitado y al oprimido; pero ante todo, que viva como mandó el maestro de maestros, Jesucristo, a amarnos los unos a los otros.