Por Javier Márquez
A finales del mes de agosto terminó el curso ‘Seamos Iglesia’, perteneciente al pensum de SeBAH (Seminario Bíblico Anabautista Hispano), y que en esta ocasión fue instruido por el chileno Luis Marcos Tapia.
Esta publicación, que se ha propuesto no dejar pasar el mes de septiembre ignorando que la ONU a comienzos de milenio ha declarado el mes como el de la paz, y destacando nuestra comprensión de las escrituras y las enseñanzas de Jesús por el llamado que tenemos a la construcción de paz como hijos de Dios, se ha dado a la tarea de escribir artículos donde, ya sea por su completa integridad o porque en alguna parte se oriente apropósito hacia este tema, ustedes, nuestros lectores y hermanos/as, puedan disfrutar de un contenido que les haga crecer en sus reflexiones sobre la paz.
Esta vez nos hemos puesto a la bonita tarea de entrevistar a una mujer que no solo ha terminado el curso ‘Seamos Iglesia’-con excelentes calificaciones-, sino que es bien conocida y querida entre la comunidad de MenoTicias porque de hecho suele ser ella quien está detrás de las preguntas y no quien las responde. Hablamos de Adriana Celis, abogada colombiana y quien, como insinuaba, antes de ser parte de los estudiantes de SeBAH, ya trabajaba con nosotros haciendo entrevistas y creando contenidos para esta revista.
Entrevistador: Háblanos algo de ti. ¿Quién es Adriana Celis?
Adriana: Estoy en mis 30 años. Soy abogada con un postgrado en Propiedad Industrial, Derechos de Autor y Nuevas Tecnologias de la Universidad Externado de Colombia. Actualmente trabajo para una firma de abogados y adicionalmente con está publicación. Vivo en Calarcá Quindío, tierra de poetas. Además de mi trabajo, amo la fotografía y escribir.
Entrevistador: ¿Qué te animó a realizar el curso de ‘Seamos Iglesia’?
Adriana: Hace aproximadamente dos años que trabajo con MenoTicias. Hasta el momento ha sido una labor gratificante. Conocer diferentes liderazgos e historias de las iglesias hispanas anabautistas en los Estados Unidos me ha enseñado mucho en varios sentidos, como mujer de fe y como profesional. Pero siempre fue un reto acercarme a las personas entrevistadas y entenderlas porque no soy cristiana anabautista y eso me dificultaba a la hora de comprender algunas cosas. Yo soy de una iglesia interdenominacional en Armenia Quindio, que se llama Shalom Adonaí y de niña crecí en la Iglesia Presbiteriana Cumberland de Armenia, Quindio donde mi padre pastoreaba. Entrar a SeBAH fue una idea magnífica que me propuso Marco Güete, y que hasta el momento me tiene muy contenta.
Entrevistador: O sea que no solo eres cristiana desde muy joven sino que además has conocido diferentes lentes desde los cuales acercarte a las enseñanzas de la biblia, como explicabas por tu paso en la Iglesia Presbiteriana, ahora siendo parte de una iglesia interdenominacional y recientemente trabajando con anabautistas. Cuéntanos qué aprendizajes del curso te han sorprendido justo porque antes no los habías visto con tanta importancia o siquiera los habías contemplado.
Adriana: Siempre aprende uno algo nuevo. Algo increíble es descubrir cómo se aprende y se crece desde la diversidad; he llegado a valorar mucho más el sentido de comunidad que los menonitas viven y enseñan con su fe y su manera de ser y hacer iglesia. Es muy bueno encontrar un grupo de estudiantes en el cual no necesariamente se comparten siempre los mismos puntos de vista pero al mismo tiempo se aprende de cada persona. He crecido en carácter y cada vez me aferro más a la palabra.
Entrevistador: ¿Qué cosas del curso lograron que dialogaras más profundamente con tu fe? ¿Qué clases destacas?
-En medio de la entrevista, cuando yo escuchaba el cantar de las cigarras, Adriana me explicó que en su pueblo la energía eléctrica la habían cortado temporalmente y que por eso había tenido que salirse a responder la entrevista, circunstancia bastante placentera porque nos daba más paz y mientras ella veía las estrellas yo escuchaba las cigarras como fondo de su voz.
Adriana: Al principio me sentía perdida porque todos son pastores y todos son menonitas. Pero luego me fui involucrando mejor. Yo sigo resaltando cómo el sentido de comunidad es siempre una prioridad para los menonitas. Existe mucho compañerismo. Cuando se sientan a tomar la Santa Cena, por ejemplo, no es simplemente un minuto donde uno se examina y ya, sino que es algo que se comparte con los amigos ‘alrededor de la mesa’. Se comparten penas y alegrías. Se trata de envolverse en la comunidad.
Otra cosas que me llamó la atención tiene que ver con el bautismo, donde aprendí que es una práctica enfocada, no solo en dar un paso de fe individual, sino que es una señal de que el bautizado se ha vuelto un discípulo de Jesús. Fue además muy interesante reflexionar sobre textos profundos y teológicos, ver con un punto de vista crítico cosas sobre la fe. A mí me ha servido mucho porque me llevó a ver con más claridad que en los momentos más difíciles, Dios es el mismo siempre.
Entrevistador: Háblanos de esa experiencia de estudiar a distancia.
Adriana: Soy una persona con un ímpetu de estudiante autodidacta. Suelo hacer diferentes cursos virtuales. Esta vez lo diferente fue que tome el curso en medio de una pandemia histórica y mundial. Algunas semanas el curso ‘Seamos Iglesia’ se volvió algo más que una clase teórica, hubo tiempos donde los estudiantes nos abrimos a compartir nuestras penas como hermanos y hermanas. Fue sanador. Por ejemplo, yo tuve un tiempo de crisis nerviosa, es difícil para todos, y para mí en especial, que muchas de las cosas planeadas antes del Covid hayan tenido que retrasarse o incluso ahora sean inciertas. En un momento me sentía enloquecer porque quería salir de mi casa, ir a algún sitio. Muchos nos sentíamos así por diferentes situaciones, y nos apoyamos mutuamente, oramos juntos. En el curso hubo personas cuyos familiares se contagiaron de Covid y que incluso murieron. Los pastores tenían doble preocupaciones por todas las necesidades que sus comunidades estaban pasando. Algunos fueron deportados a México. Cosas muy difíciles, pero pudimos acompañarnos a pesar de las distancias.
Entrevistador: ¿Qué aprendiste al conocer un poco más de cerca las diferentes formas de hacer iglesia en distintos contextos políticos, geográficos, económicos y culturales?
Adriana: Aprender sobre la situación de los inmigrantes en los Estados Unidos ha sido siempre algo a resaltar, incluso antes de tomar el curso. Por ejemplo, una persona que entreviste me pidió que por favor no pusiera que era de México ya que debido al racismo eso podría generarle problemas a futuro.
Otra cosa es que me gusta aprender sobre otras culturas; ahora soy mucho más tolerante, he aprendido a aceptar que existen otros puntos de vista, a no ser impositiva con mis creencias; lo que no quiere decir que yo no tenga mis posiciones sobre algunos temas. Ahora las diferencias me hacen reflexionar y aprendo de ellas. Es bello aprender a hacer puentes y conexiones con otros cristianos.
Una vez oí a un pastor enseñar: “los amigos deben ser los amigos de su propia iglesia”. Y yo pensé que eso era algo muy equivocado. Uno en la vida debe hacer amigos en todos los lugares donde uno se mueva, el trabajo, el barrio, la iglesia, la universidad, porque de todos uno aprende, y una de las bases de la paz es aprender a dialogar desde las diferencias.
Entrevistador: Del curso, ¿qué te gustaría llevar a tu iglesia local?
Adriana: A veces me preocupa que el crecimiento de las iglesias no siempre va al lado de fortalecer los lazos comunitarios. Muchas veces se descuida eso. Cuando vuelvan los servicios me gustaría que fuéramos más comunitarios. Volver a la esencia ‘de la casa’.
Entrevistador: Por último, Adriana, ¿Cuáles son tus reflexiones sobre la paz del Espíritu, a partir de tus experiencias de vida cristiana y lo aprendido en este curso de ‘Seamos Iglesia’?
Adriana: En el libro a los Filipenses tenemos esa promesa de recibir una paz que cruza los parámetros de la lógica y el entendimiento. Primero que nada es una promesa. Yo describiría la paz como la posibilidad de sentarnos a escuchar la palabra y dialogar; es poder consultar a Dios en los problemas. Paz es ser parte de una iglesia diversa. Poder acostarnos tranquilos, poder comer algo antes de ir a la cama. En mi país suena utópico creer en la reconciliación, después de tantos años de heridas y razones para odiar. Pero quiero soñar que un día todo se sanará y el perdón será como un bálsamo.
Entrevistador: Adriana, si algo nos destaca a los cristianos de otras expresiones de fe en el mundo es que Dios nos ha permitido soñar.
Adriana: Entonces soñemos.