por Marco Güete
La rutina y el hábito, se entretejen para darle forma a nuestro diario vivir, incluyendo el trabajo, el ministerio cristiano, lo que comemos, lo que leemos y como nos ejercitamos. Un pastor amigo, comentó que los domingos llegaba a la oficina de la iglesia a las 6:00 de la mañana, para leer su sermón varias veces en voz alta. Prácticamente lo memorizaba, este era su hábito. La rutina y los hábitos se crean y se aprenden, todo depende de nuestro interés y propósito.
Personalmente no me gustaba caminar como ejercicio, me parecía muy aburrido. Un día todo cambió, Russ Eanes, mencionó que caminaría 800km en España, un profesor de AMBS ya lo había hecho. Me interesé, averigüé, leí libros, escuché podcast y vi una película sobre el tema, como resultado nació el deseo de hacer el Camino de Santiago en España, caminando 800km (500 millas). Puse una fecha para hacer el camino y, establecí una rutina de caminar seis millas tres veces a la semana, no importando la condición del clima, con lluvia, con sol o nublado. Me propuse caminar para entrenarme y establecer una rutina, que más tarde se transformó en habito.
Me gusta lo que dice Greg Mckeown en su libro Esencialismo: “¿Qué podrías querer hacer algún día como resultado de hoy?”
“En última instancia, tus hábitos importan porque te ayudan a convertirte en el tipo de persona que deseas ser. Son el canal a través del cual desarrollas tus creencias más profundas sobre ti mismo. Literalmente, te conviertes en tus hábitos.” James Clear
Me convertí en mi habito de caminar. Salí de mi casa en Sarasota, para el aeropuerto a las 9 de la mañana, llegué a Astorga, España, 25 horas más tarde, dormí en el viaje menos de dos horas. Me deslumbró nuevamente ver la belleza de la arquitectura de la ciudad que data del siglo XV. En Astorga había terminado la segunda jornada de 260km el año anterior.
Al siguiente día, después de una reconfortante noche de sueño y un suculento desayuno, a las 8:30am estaba preparado para comenzar a caminar la última serie de 14 etapas, para ser exacto 260km hasta llegar a Santiago de Compostela. Calzado con mis botas de montañismo, mochila a la espalda, sombrero de ala ancha y chaqueta impermeable, di mi primer paso con una temperatura de 38 grados Fahrenheit, era el 18 de mayo de 2023. Ese día y los siguientes, las piernas caminan en automático, como dice James Clear: “Un hábito es un comportamiento que se ha repetido suficientes veces como para convertirse en automático”.
Hice el Camino Frances de Santiago en tres años, aproximadamente 266km, cada año. Este camino es el más popular y recorrido por caminantes de casi todo el mundo, existen más de 10 caminos de Santiago en España, entre ellos el Inglés y el Primitivo. El primer año me acompañó un amigo pastor, los dos años siguientes hice el camino junto con mi esposa. Ella también entrenó a la par conmigo.
Una de las bellezas del camino, aparte de los paisajes, es la relación y la comunicación con otros caminantes, todos estamos haciendo lo mismo, caminado por planicies, montañas, cruzando ríos, bajo la lluvia, el sol, sintiendo calor o frio, comiendo y bebiendo casi lo mismo.
Por unos días todos somos iguales, sin importar la raza, profesión, cultura o lengua.
Nos hacemos amigos del camino, y nos saludamos con la frase: Buen Camino. Un tiempo en que nos hacemos más humanos, más espirituales, donde podemos ver la creación de Dios en nosotros mismos sin ningún perjuicio.
Caminé con dos propósitos; el primero alcanzar mi meta y sueño personal y segundo para recaudar fondo para el Instituto Biblico Anabautista IBA. Las metas y propósitos se cumplieron con la ayuda y el amor de Dios y su Espíritu, a quién doy la gloria y la honra.