por Adriana Celis
Años atrás, nacer siendo una mujer representaba una pesadilla, por el simple hecho de ser considerado una cosa o mobiliario más en el hogar. Un objeto inanimado que era llevado y traído de un lugar para otro, el cual no tenía ninguna posibilidad de expresar sus sentimientos, ideas y mucho menos sus ambiciones. Aquellas que nacían mujeres eran destinadas a la procreación, el cuidado del esposo y del hogar; básicamente nacer mujer no era el mejor negocio. Se nacía sin derechos y si alguien se atrevía a decir lo contrario, pagaría hasta con su vida las consecuencias de sus actos.
Hoy por hoy, luego de muchos años de lucha en una sociedad todavía dominada por el machismo, la mujer ha logrado desarticular, derribar y conquistar un lugar en la sociedad a través del acceso a la educación, al trabajo y al poder tomar decisiones. Eso las ha facultado a no escuchar voces externas llenas de odio sino, por el contrario, construir una narrativa diferente y llegar a estar en lugares tan altos que nunca antes ni siquiera era posible pensarlos. Por tal motivo nos preguntamos: ¿Cómo siendo mujer latina desde la ciencia se podría romper con las barreras que impone el machismo?, siendo mujer ¿cómo puedo luchar contra la injusticia social?
Creando conexiones
Ante estas preguntas, el equipo de MenoTicias decidido hablar con Mariana Acosta. Ella es una mujer joven, que desde su autenticidad se ha dedicado a generar un impacto en la sociedad. Mariana tiene 19 años, es estudiante de Ingeniería Estructural en la Eastern Mennonite University EMU, Virginia. Nació y creció en Salem, Oregón, rodeada de hermosos paisajes e imponentes montañas. Mariana cuenta con una personalidad sensible, sencilla y al mismo tiempo altamente competitiva. Nos comenta que le encanta realizar actividades extracurriculares como jugar futbol, practicar atletismo y servir en su comunidad estudiantil enfocada en la provisión de alimentos para estudiantes que están en necesidad. La organización donde Mariana sirve se llama The Sustainable Food y su comunidad de fe es Salem Mennonite Church. Es en estos escenarios es que Mariana ha empezado a explorar el liderazgo y su conexión con el deporte la cual ha creado una conexión fuerte. Su ascendencia es de origen mexicano. Sus abuelitos emigraron desde Mexico para los Estados Unidos donde crearon un futuro mejor para su familia; fruto de ella nació Mariana. Fue por la valentía de sus abuelos que ella puede apreciar y valorar las oportunidades que tiene al vivir en los Estados Unidos.
Aunque Mariana es consciente del mundo en el cual creció, un mundo lleno de oportunidades, ella sabe que todavía existen muchas murallas por derribar en términos de igualdad de género, trato digno hacía la diversidad de razas y de acceso a la educación, más aún si eres mujer latina y estás viviendo en los Estados Unidos. Ella ha reflexionado en que para crear un mundo más igualitario es importante generar cambios sostenibles a largo y corto plazo; y no esperar a que estos simplemente sucedan un día. Estos cambios están encaminados, explica Mariana, «a crear oportunidades de acceso para cada persona». Por tal motivo ha servido en países latinoamericanos como lo es Bolivia, en el diseño de puentes que conecten ciudades con sitios remotos donde la accesibilidad es un desafío para sus habitantes. Mariana nos comenta que «mi deseo después que termine mi carrera en ingeniera estructural es fortalecer y apoyar proyectos en el área del desarrollo de la ingeniera humanitaria, con el propósito de combinar todo lo que aprendí en el tiempo que estudie, lo que aprendí en mi iglesia local, para diseñar e implementar soluciones que generen un impacto real en el mundo en el cual vivimos hoy en día, combatiendo la inequidad, el acceso a recursos básicos como lo son el agua potable, la energía y la educación.