Por Adriana Celis
Mucho antes que Felipe Merino se convirtiera en un destacado abogado, especializado en derecho penal y migratorio en el Norte de Indiana, particularmente en Goshen y en Chicago Illinois; él recorrió un camino lleno de contrastes, de aflicciones, pero en el mismo sentido de sueños, de esperanzas y de ilusiones que lo condujeron hasta donde está hoy.
Su historia es rica e inspiradora, no solo por la posición o los logros, tanto académicos como personales que ha alcanzado, sino por los retos, la valentía y la perseverancia con que los ha asumido. A través de esta historia viajaremos por los inicios de su vida, pasaremos por la cosmopolita y cálida ciudad de Los Ángeles, California, que le vio nacer y llegaremos a la muy fría y acogedora Goshen, donde reside actualmente.
También, recorreremos su trayectoria académica desde la Universidad de Stanford pasando por la Universidad de Notre Dame y, además, cómo logró consolidar una de las firmas de abogados más importantes en el área donde reside. Adicionalmente, Felipe nos comparte a diálogo abierto la forma en cómo ganó uno de los casos más importantes en materia de derecho migratorio, el caso de su esposa Maluy.
La Ciudad de los Sueños
En Los Ángeles California, Felipe nació y creció. Los Ángeles (LA) por sus siglas en inglés, es la ciudad de los creativos, de las alfombras rojas, del cine, del entretenimiento, de los guionistas, entre muchos más. La ciudad que nos hace soñar que las fantasías pueden volverse realidad, que se galantea entre el glamour de sus estrellas y sus atardeceres dorados, que se funden con una suave tonalidad rosa y un brillante firmamento azul de fondo. Esta ciudad, no solo es el hogar de personalidades famosas, sino que también alberga la comunidad latinoamericana más grande de los Estados Unidos. En medio de esta comunidad, Felipe nació, creció y se desarrolló. LA también lo impulsó a soñar con un porvenir mejor para él y su familia.
Proviene de una familia de clase trabajadora, de origen mexicano y cristiana. Él ayudaba a su mamá cuando trabajaba organizando las casas de familias ricas y bien acomodadas; le colaboraba limpiando y, en muchas ocasiones, sirviendo de intérprete ya que su mamá no tenía dominio del lenguaje inglés. Él percibía esta situación como algo natural o normal. En su mente de niño pensaba que era una persona adinerada, pero con el paso de los años, cuando dejó de ser un niño y se volvió un joven, empezó a notar que esto solo era posible gracias a su imaginación. Él comenzó a percibir la difícil situación que viven muchas familias latinas que están bajo la sombra del dominio de los norteamericanos blancos.
Sin embargo, esto no lo detuvo en su pasión de ayudar a las personas que conforman su comunidad. Felipe siempre se ofrecía como voluntario ayudando con el empaquetamiento de comida con el objetivo de llevar esta a los lugares más necesitados de los alrededores de LA.
La Educación Posibilita la Creación de Caminos
Nelson Mandela, abogado, activista, defensor incansable de los derechos humanos y ex presidente sudafricano, dijo alguna vez que «La educación es el arma más poderosa que puede usarse para cambiar el mundo». Pareciera que la anterior frase referenciada sonará cliché por ser repetitiva y predecible, pero la realidad que contienen estas palabras son efectivas y reales como un arma de gran alcance; particularmente cuando quien es latino o latina las sabe utilizar en el momento indicado, en especial en un país como los Estados Unidos donde todos los días, los latinoamericanos todavía tienen que luchar en contra del prejuicio racial, de las etiquetas que generan segregación y el reconocimiento en la igualdad de sus derechos.
Él entendió bien el poder que encierran estas palabras. Fue la educación la que facultó su vida y le permitió visualizar un futuro y concretarlo en acciones. Por tal razón, aplicó a la Universidad de Stanford ubicada en California para estudiar Medicina. Este camino no fue fácil para él. Algunas materias eran más complejas de lo imaginado, esto le condujo a tomar la difícil decisión de cambiarse de carrera universitaria. Es así como se enroló en la Licenciatura de Estudios de América, en la misma Universidad de Stanford. De esta manera cosechó con alegría y gracias a su esfuerzo su licenciatura. Tiempo después su deseo de continuar estudiando y de elevar su conocimiento lo llevaron a estudiar en la Escuela de Abogado de la Universidad de Notre Dame, ubicada en la ciudad de South Bend, al norte de Indiana, donde estudió un Doctorado en Jurisprudencia.
Felipe se deleitó y dedicó mucho de su tiempo a estudiar en aquella prestigiosa casa de estudios. Enfocó el doctorado de Jurisprudencia en asuntos penales y migratorios. Él ha sentido que con cada escalón alcanzado ha ido forjando un legado en las presentes y futuras generaciones, no solo de latinoamericanos que sueñan con un trato igualitario en este país, sino también en aquellos abogados que anhelan construir una carrera enfocada en fundamentos sólidos como son la disciplina, la integridad y la honestidad. Su esfuerzo ha valido la pena, él percibe que con cada caso ganado ha generado un antes y un después en las vidas de las personas, en especial en aquellos que no tienen las herramientas necesarias para alzar su voz en defensa de sus propios derechos. Por tal razón en Goshen Indiana abrió su propio buffet llamado Merino Law Firm, donde ha servido y trabajado arduamente en la lucha y defensa de los derechos de aquellos que sueñan con radicarse y prosperar en este país.
Otro aspecto icónico e importante en la vida de Felipe ha sido el nombramiento como abogado consultor ante el consulado de México, en la ciudad de Chicago. Allí Felipe ha trabajado con ferviente compromiso e inigualable pasión.
Cuando todo parecía perdido…
Felipe es padre de familia y esposo. Ama con ternura a sus dos hijos y cada día les enseña el valor del servicio hacia el prójimo y la humildad como virtud generadora de gozo. En este mismo sentido el afecto, la devoción y el amor que siente por su esposa, Maluy Alonso de Merino, es admirable e inspirador.
Como dijo CS Lewis, reconocido escritor, teólogo y apologista cristiano británico, en el libro Letters of C.S Lewis, «el afecto es el amor más humilde. No tiene aires de jactancia. Las personas pueden sentirse orgullosas por estar enamoradas o por tener una amistad. Pero el afecto es modesto —incluso tímido y discreto—».
Y esta clase de amor es la que ha sentido Felipe por su esposa. Es así que, en el año 2014, después de haber buscado muchas respuestas en otros colegas para resolver el caso de Maluy, quien se enfrentaba a una inminente deportación desde los Estados Unidos a México, él se rehusó simplemente a quedarse cruzado de brazos. Y es que cuando a un abogado o abogada se le dice que no puede realizar algo, este es el detonante que lo impulsa a no rendirse. Cuando todo parecía perdido, vislumbró en el horizonte una esperanza que lo llevó a defender magistralmente a su esposa de ser deportada. Con su trabajo no solo logró el perdón federal, sino que también se permitió que Maluy pudiera aplicar a la residencia permanente y la ciudadanía en los Estados Unidos.
Detrás de esta escena de victoria también fueron muchos los días y las noches que Felipe tuvo que estudiar para ganar este caso. Felipe asegura que no solo fue gracias a su esfuerzo, pues está convencido que fue la gracia y el favor de Dios que lo ayudó en los momentos más definitivos. Dios mostró su sabiduría y misericordia, dado que lo ayudó a ganar este caso que ha servido de testimonio para muchas personas que ven sus casos perdidos, aun antes de iniciar su proceso.
Felipe alienta a las personas que están atravesando por el difícil y traumático proceso de deportación que no desmayen en su fe; los milagros suceden. Dios no es un Dios indiferente o lejano que le da la espalda a los más necesitados: «Es cuando ponemos nuestra fe en acción, y buscamos una solución frente a un problema que Dios obra, de maneras que no podemos entender o imaginar, su amor y su mano no se han cortado».
En la actualidad vive en Goshen y disfruta de la compañía de su familia, de su esposa y de servir a la comunidad, la misma que lo vio nacer y forjarse en la persona que se convirtió. Asiste a la Iglesia Mennonite College en Goshen, Indiana pastoreada por David y Madeline Maldonado bajo el liderazgo del pastor Phil Waite.