Por Adriana Celis
Frente a las dificultades que la iglesia ha sufrido por la pandemia, la pastora Leticia Cortés de la Iglesia Menonita Centro de Alabanza de Filadelfia, se propuso brindarles a las mujeres de su comunidad de fe, a través de las plataformas tecnológicas un tiempo dedicado a la oración. Ello posibilitó una puerta abierta para la realización del proyecto: Misión Tijuana.
Oración como refugio en tiempos de pandemia
El día que se declaró la pandemia por el Covid-19, fue el día en el cual se cerraron las puertas que conectaban al mundo. Lo que representaba el contacto entre las personas. Por otro lado, ese día, la conexión entre humanos y máquinas se afianzó mediante la tecnología y la virtualidad. Todo ello fue posible gracias a la innovación digital que posibilitó que a través de la alta demanda de conexión a internet muchas personas se encontraran, sin importar que estuvieran separadas a kilómetros de distancia.
Hubo varios meses casi mudos. Entre marzo y agosto de 2020, donde el silencio que imperaba en el templo daba miedo. Pues debido a la pandemia y la prohibición de las autoridades locales para la realización de servicios religiosos, no era permitido que nadie se reuniera. No eran permitidas las reuniones para alabar, escuchar, aprender o enseñar de manera presencial, por la alta probabilidad de sufrir un contagio.
Las repercusiones no se hicieron esperar, en especial en las actividades de la iglesia y del cuidado pastoral. Leticia tomó la valiente decisión de valerse de las herramientas que la tecnología le aportaba. Por tal razón inició un grupo de oración a través de Facebook Live. En este grupo seis mujeres junto con ella, empezaron a orar a las 3:00 de la madrugada. Tenían un solo objetivo: buscar en oración a Dios y clamar a Él por paz y protección. Nunca se imaginaron que a este pequeño grupo se unirían más mujeres y que llegarían a estar conectadas alrededor de unas cuarenta.
Misión Tijuana
Cada día se unían más mujeres para elevar sus oraciones al Creador. Entre ellas Judith Martínez que por invitación de una amiga decidió entrar y participar del grupo de oración que lideró la pastora Leticia entre marzo y agosto de 2020. Judith, vive en Tijuana, México. Cuando Judith ingresó no conocía a Jesús como su salvador personal. En su transcurrir con Dios, ella empezó formando parte de este grupo de oración, experimentó crecimiento y transformación en su vida mediante la Biblia.
Tan grande fue su acercamiento a Dios que decidió abrir las puertas de su hogar en Tijuana para continuar trabajando en la obra de Dios, pese a que el grupo de oración virtual ya había concluido. Todo ello bajo el acompañamiento de la pastora Leticia y la misionera Esmirna Rojas quien la está ayudando en el discipulado, estudio bíblico y club de niños. La ayuda que presta Esmirna será hasta el año entrante antes de su viaje a Tailandia. Esmirna provee ayuda a Judith para plantar la próxima iglesia en Tijuana que ha recibido el nombre de: Misión Tijuana.