Esta publicación de blog se compartió originalmente en el sitio web de la Western District Conference. Republicado con permiso.
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Por Sandra Montes-Martinez, Ministra asociado de la conferencia de WDC, basado en Texas
En el mundo actual, los lugares de culto a menudo sirven como crisoles de diversas culturas, reuniendo a personas de diversos orígenes, idiomas y tradiciones como parte de nuestras comunidades. En una iglesia culturalmente diversa, un poderoso hilo común es el lenguaje universal de la gratitud. La gratitud desempeña un papel vital en el fomento de la unidad, la comprensión y el aprecio dentro de estas comunidades de fe. En este artículo, quiero compartir algunas de las ideas de las iniciativas de Construir Puentes que experimenté y observé mientras servía a congregaciones en diversas comunidades.
Aceptar la Diversidad: Una comunidad culturalmente diversa es un microcosmos de la aldea global en la que vivimos. Personas de diferentes ámbitos de la vida se unen para buscar el crecimiento espiritual y la conexión. La gratitud, como fuerza unificadora, puede ayudar a cerrar las brechas y crear un sentido de pertenencia para todos.
Expresar Agradecimiento en Diferentes Idiomas: Un aspecto hermoso de la diversidad cultural es la multitud de idiomas que se hablan dentro de la congregación. La gratitud puede expresarse en varias lenguas, creando una sinfonía armoniosa de aprecio. Animar a los miembros a compartir sus expresiones de agradecimiento en su lengua materna puede ser una experiencia reconfortante.
Aprendiendo Unos de Otros: La gratitud en una iglesia diversa no se trata solo de decir “gracias”. Se trata del deseo genuino de entenderse y aprender unos de otros. Los miembros pueden compartir sus prácticas culturales de agradecimiento, ya sea un ritual de gratitud, una canción tradicional o una receta familiar. Este intercambio intercultural enriquece la vida de todos.
Celebración de Festividades Culturales: Las comunidades culturalmente diversas a menudo observan una amplia variedad de festividades y tradiciones. La gratitud puede estar en el centro de estas celebraciones. Ya sea el Día de Acción de Gracias, el Año Nuevo Lunar o cualquier otra celebración cultural, reconocer la importancia de estos eventos culturales puede fomentar un sentido de unión y respeto.
Actos de Bondad y Servicio: La gratitud no se trata solo de palabras, se trata de acciones. Anime a su congregación a participar en actos de bondad y servicio. Las oportunidades de voluntariado, las campañas de caridad y el apoyo a causas locales e internacionales pueden proporcionar salidas significativas para expresar gratitud.
Diálogos Interreligiosos: Muchas comunidades culturalmente diversas reúnen a personas de diferentes religiones. Los diálogos interreligiosos sobre el tema de la gratitud pueden ayudar a los miembros a explorar los puntos en común y los valores compartidos en sus creencias, promoviendo la comprensión y el respeto mutuos.
Fomentar la Inclusión: La gratitud se extiende más allá de las diferencias culturales. También abarca las capacidades físicas, el género, la edad y la situación económica. Enfatice la importancia de hacer que todas las personas se sientan bienvenidas y valoradas dentro de la comunidad de la iglesia. Esta inclusión crea un entorno en el que la gratitud puede prosperar.
Enseñar Gratitud a los Jóvenes: La generación más joven en iglesias culturalmente diversas puede ser particularmente receptiva al mensaje de gratitud. Organice programas para jóvenes que los eduquen sobre el valor del agradecimiento y los anime a aceptar y celebrar la diversidad.
En conclusión, la gratitud en comunidades culturalmente diversas es una fuerza poderosa que puede traer unidad, comprensión y aprecio al esfuerzo de la congregación para alcanzar a nuestros vecinos y dentro de la iglesia. Al aceptar la diversidad, expresar agradecimiento en diferentes idiomas, aprender unos de otros, celebrar festividades culturales y participar en actos de bondad y servicio, la iglesia, como comunidades de fe, puede realmente construir puentes de agradecimiento, fomentando un espíritu de unidad y amor que trascienda las fronteras culturales. La gratitud se convierte en el pegamento que une a la congregación en un tapiz de fe, esperanza y amor.