Por Adriana Celis
Le invito a que busque un lugar cómodo y lea despacio esta primera parte de la sabrosa crónica sobre el andar de vida del Dr. Felipe Hinojosa. -Marco Güete
El Dr. Felipe Hinojosa nació hace 44 años en Brownsville, Texas. Es espontaneo en su manera de hablar, su piel es de color trigueña, de sonrisa grande que ilumina todo a su alrededor, de una cortesía en sus palabras que irradia tranquilidad. Se considera un fanático del futbol americano y en sus propias palabras es: “corredor, adicto al café, amante del vino tinto y los pasteles.”
Se describe como una persona auténtica y leal a sus convicciones, estas por elección y no por repetición inconsciente. Es esposo de Maribel Ramírez Hinojosa, una mujer hermosa y brillante como él mismo la describe. Ambos son padres de dos adolescentes que van camino hacia la juventud. Sin duda, Felipe es una mezcla de frescura y también de perseverancia. Es defensor insaciable de la libertad de expresión y de los derechos de las minorías, especialmente aquellas latinoamericanas que día a día construyen la gran América.
Desde su hogar en Texas, Felipe le abre al equipo de MenoTicias las puertas de su casa. Donde tuvimos la oportunidad y el grato privilegio de entrevistarlo, saber sobre su vida, de su rol como profesor asociado de historia en la Universidad A&M de Texas, charlar sobre su último libro: “Apóstoles de Cambio”, (Apostles of Change). Adicionalmente, conversar de temas que han golpeado furiosamente la sociedad estadounidense, pero que no todo el mundo está dispuesto a expresar, como es el caso del racismo.
Las historias de su papá formaron su carácter
En el paso fronterizo del sur de Texas, más específicamente entre los Estados Unidos y la ciudad de Matamoros, México, se encuentra Brownsville. Esta ciudad pertenece al condado de Hidalgo. Lo que separa una ciudad de la otra, son sus grandes viaductos y el muro que los divide, entrelazando un país con el otro. En esta ciudad nació y creció Felipe. Como hijo de pastor menonita, escuchaba cada domingo como las prédicas de su padre eran contadas en forma de historias y forjaron en él su carácter.
“Mi papá predicaba por medio de historias en la Iglesia Menonita del Cordero de Brownsville, fueron sus historias las que me acercaron a la fe Anabautista y tiempo después me impulsaron a estudiar y apasionarme por la cultura e Historia Latinoamérica en los Estados Unidos.” Felipe Hinojosa
El padre de Felipe llegó sobre los años 40s a los Estados Unidos. Un joven inmigrante que dejó México para construir un mejor futuro y que posibilitó que la nueva generación de los Hidalgo pudiese tener un porvenir con más oportunidades. Fue en Brownsville donde él conocería a quien más adelante sería la madre de Felipe. Una hermosa joven texana con quien se casó, y tuvo 7 hijos.
Cada acción de servicio que realizaba el padre de Felipe reflejaba un acto de adoración hacia Dios. La manera como trataba a las personas evidenciaba hacia ellos actos de compasión, justicia y misericordia. Cuando les enseñaba el plan de salvación de Jesucristo, éste nunca estuvo aislado de las necesidades sociales, ahí es cuando las acciones traspasan las palabras, agrega: “como hizo Jesús con las personas.” En la iglesia de Brownsville nos cuenta Felipe que era una comunidad que se arriesgaba ha ayudar a los inmigrantes, era una iglesia pobre ayudando a personas muy pobres.
“Sin desconocer o romantizar que en el tiempo cuando la iglesia fue santuario, brindado ayuda a muchas personas indocumentadas, algunos miembros de la comunidad de fe tuvieron miedo de ser perseguidos por ayudar a aquellos más desfavorecidos.” Felipe Hinojosa
Cruzando la frontera le dio identidad
Cuando una persona nace y crece cerca de la frontera, entre los Estados Unidos y México, comparte dos culturas; esto se ve reflejado en todo. Desde el color de su piel, la lengua que habla, los nombres y apellidos que lo identifican y la comida que comparten a diario en su mesa, entre muchas más.
“Yo iba a casa de mis abuelitos Joaquín y Dominga Hinojosa cada fin de semana, porque al otro lado del muro estaba su hogar y para mi, era un deleite visitarlos.” Felipe Hinojosa
Entre estos dos mundos Felipe encontró su identidad. De un lado crecía bajo la influencia de la cultura americana con sus matices y prismas; una cultura dominada por la alta competitividad, el afán constante y el trabajo duro. Por otra parte, la cultura mexicana caracterizada por su amabilidad, el esfuerzo de su gente y la calidez de los colores vibrantes que tienen los atardeceres mexicanos. Es por ello por lo que Felipe forma parte de la cultura Chicana, e impulsado por esta cultura, inició en él un arduo deseo de aprender más sobre sus raíces.