In English. [Nota: Conservando el espíritu de la iniciativa de “Esparcir la amabilidad”, hemos tomado la decisión intencional de mantener en anonimato los nombres de todos/as los/las participantes y beneficiarios/as.]
Escrito por Jessica Griggs para la Iglesia Menonita de EE. UU.
GOSHEN, Indiana (Iglesia Menonita de EE.UU.): Ochenta familias de College Mennonite Church, en Goshen, Indiana, ayudaron a bendecir a personas que de otro modo tal vez hubieran pasado inadvertidas, distribuyendo un total de $20,000 en su comunidad durante el mes de diciembre 2024, como parte de una iniciativa singular de dádiva a través de Crossroads United Way (Camino unido de encrucijada).
Ochenta familias de College Mennonite Church, de Goshen, Indiana, participaron de “Spreading kindness” (Esparcir la amabilidad) en la comunidad del condado de Elkhart, Indiana durante el transcurso del mes de diciembre de 2024. A través del obsequio generoso de un/a donante anónimo, cada familia o individuo recibió $250 para realizar actos de amabilidad, con el objetivo de bendecir a personas que de otro modo podrían haber pasado inadvertidas.
Todo comenzó cuando un/a benefactor/a anónimo/a donó $100,000 a Crossroad’s United Way, con el pedido de que la donación se repartiera entre cinco iglesias del condado de Elkhart, seleccionadas al azar. A cada iglesia se le entregaron $20,000 con el pedido de distribuir su porción del dinero entre 80 familas de su congregación, de modo que cada una recibiera $250. A su vez, a estas personas de la congregación se les pidió que den el dinero a través de “actos azarosos de amabilidad, ayudando a quienes tengan mayor necesidad”, y con el intento de alcanzar a individuos que pueden haber caído entre las redes de seguridad de la sociedad, esparciendo la buena voluntad y la generosidad en maneras inesperadas”. La organización United Way señaló que el/la benefactor/a tenía la esperanza no sólo de “traer alegría a quienes sufran necesidad sino fortalecer los lazos en la congregación, al unirse para esta misión compartida de amabilidad”.
Dado que la iglesia fue elegida al azar por United Way, sin ningún proceso de solicitud previo, el líder del equipo pastoral de College Mennonite, Phil Waite, pensó al comienzo que el correo electrónico se trataba de un spam. Al indagar más, la iglesia decidió participar de la iniciativa, la cual más adelante denominaron “Esparcir la amabilidad”.
College Mennonite pidió que los/las congregantes participaran de manera voluntaria. La organización United Way, la iglesia y el/la donante establecieron muy pocas estipulaciones en cuanto a cómo los/las congregantes debían utilizar el dinero. Sólo se les pidió que compartieran sus regalos de $250 dentro de la comunidad durante la temporada de las fiestas.
Durante el mes de diciembre de 2024, las 80 familias entregaron sus regalos de muchas maneras a diversas personas y organizaciones de la comunidad. En enero, se reunieron para compartir cómo habían utilizado la donación, de qué manera el hecho de dar el regalo les había afectado y para alentarse unos/as a otros/as a continuar “Esparciendo la amabilidad”.
Cada unidad familiar interpretó la tarea de manera distinta. Muchas usaron su porción de los fondos para brindar una donación en efectivo. Algunas, entregaron una suma de $250 a individuos o familias que conocían, para ayudarles a comprar regalos o cubrir necesidades de sus familias durante la temporada festiva. Otras, entregaron sus fondos a organizaciones comunitarias de Goshen, como el Center for Healing & Hope (Centro de Sanación y Esperanza) el cual brinda ayuda a personas que no cuentan con obra social, para que puedan recibir servicios importantes de salud y The Window (La Ventana), un centro local de alimentos y ropa. Algunas, dirigieron sus donaciones a necesidades específicas de sus vecinos/as, como la reparación del techo o el gasto mensual de alquiler. Otras, repartieron el dinero en cantidades menores y lo entregaron a varias personas desconocidas que supusieron que estaban en una situación carenciada.
Una familia ayudó a pagar las compras de alimentos de una mujer, cuando notaron que estaba con dificultades para cubrir la cuenta por sí misma. Otras personas usaron sus $250 para entregar una bonificación navideña inesperada a personas que ejercían algun servicio para ellos, como una moza de restorán, un recolector de residuos o empleados/as en el supermercado local. Un grupo de participantes juntó su dinero y pidió a una organización local sin fines de lucro que lo utilizara como una bonificación navideña para sus empleados de menor salario. Otra familia se sintió tan inspirada que agregó $50 de su propio dinero, para entregar a un/a amigo/a necesitada un total de $300.
Otro/a congregante compartió que, al ayudar a un cuerpo de bandera de una escuela secundaria local a prepararse para una presentación próxima, notó que había una lista en la pared que señalaba los números de identificación de alumnos/as que no habían pagado su aporte por participar de la banda o del cuerpo de bandera. Por lo tanto, utilizó sus $250 para ayudar a saldar los aportes para estos/as estudiantes. Dijo: “Soy conciente de que algunos/as alumnos/as no cuentan con los fondos suficientes para participar de un programa tan maravilloso como éste, de modo que me siento complacido de saber que este dinero pueda alentar a más estudiantes a participar del mismo”.
Muchas personas usaron su porción de los fondos para comprar regalos para otros/as. Algunas familias compraron, con sus $250, chaquetas y otra ropa de abrigo y las donaron a la provisión de ropa de College Mennonite, la cual es parte del ministerio de reubicación de la iglesia para los/las congregantes. Otra familia trabajó con administradores/as de una escuela local para brindar de manera anónima tarjetas de regalo de $50 para usar en el supermercado, que fueran entregadas a cinco familias que podrían beneficiarse de un poco de ayuda. Otra persona descubrió que un supermercado local había presenciado un influjo de personas sin hogar que pedían comida, de manera que entregó sus $250 para cubrir 25 tarjetas de regalo de $10 cada una para ayudar al personal a ayudar en estas situaciones.
Una mujer se inspiró cuando vio a alguien acercar comida rápida a algunas personas sin hogar que había encontrado de camino al correo. De manera que compró alimentos no perecederos y productos de higiene personal para donar a Faith Mission, (Misión de fe), un albergue local para personas sin hogar. Ella dijo: “…Creo que este gesto de Esparcir la amabilidad reflejó el amor y el cuidado de Dios… estos individuos son preciosos a los ojos de Dios, sin importar sus circunstancias actuales”.
En general, los/las participantes expresaron que se sintieron bendecidos/as por haber tenido la oportunidad de participar de la iniciativa. Una persona dijo: “La oportunidad de entregar el dinero de otra persona se sintió como un llamado elevado. ¿Estoy entregando este dinero de una manera que trae luz, justicia, y cuidado a otro individuo?”
A pesar de sentirse agradecidos/as por el regalo y entusiasmados/as por los resultados, para muchas personas el proceso hizo emerger un conjunto de emociones encontradas.
Algunos/as congregantes expresaron su incomodidad al participar de la iniciativa. Para algunas personas, fue difícil entregar dinero ajeno. Otras, se sintieron abrumadas por las casi infinitas maneras en que podían utilizar el regalo. A algunas, les costó manejar el poder que sintieron al escoger a los/las beneficiarios/as del regalo, y a algunas pocas personas se les dificultó equilibrar la buena mayordomía con la capacidad de ser libres y extravagantes con el regalo.
Una de las razones más sorprendentes por las que los/las congregantes de esta congregación relativamente pudiente expresaron su incomodidad, fue que no estaban seguros/as de poder identificar a alguien de su comunidad que tuviera necesidad. Muchas familias dijeron que hasta dudaron de ofrecerse voluntariamente a entregar el dinero por esta misma razón.
Un/a participante identificó que la iniciativa les ayudó a darse cuenta de “cuán fuera de contacto [estaban ellos/as] con las numerosas necesidades de la comunidad”. Otra persona dijo: “Me sentí abrumada por la cantidad de personas necesitadas: ¡cuanto más compartíamos, más notábamos que aún había más necesidad!”
“Esto ha sido mucho trabajo. Es mucho más fácil dejar un cheque en el plato de la ofrenda o escribir una dirección en un sobre y colocarlo en el buzón del correo”, compartió un/a participante. “Este ejercicio nos ha recordado… la responsabilidad que recibimos de pasar el regalo [de Navidad] a otros/as y cómo el regalo yace latente hasta que se entrega. Este/a benefactor/a dio más que dinero”.
En enero, cuando los/las participantes se reunieron para informar sobre la iniciativa, una persona alentó a las demás de su mesa diciendo que tal vez él no cuente siempre con fondos adicionales para ayudar a bendecir a personas necesitadas, pero “la relación con la otra persona es gratuita”. Continuó explicando que aún el hecho de ser capaces de identificar las necesidades de los/las demás y direccionarlas hacia organizaciones comunitarias podría ayudar a hacer una diferencia enorme en sus vidas.
Algunas familias desarrollaron relaciones nuevas y duraderas gracias a la iniciativa y otras compartieron que les inspiró a realizar cambios a largo plazo. Una mujer dijo: “Esta iniciativa de Amabilidad nos inspiró a mi marido y a mí a realizar algunos cambios en nuestra celebración navideña este año. Compramos un obsequio modesto para cada uno/a de nuestros/as cinco nietos/as y después compramos elementos para confeccionar 10 paquetes de ayuda humanitaria [Comité Central Menonita] para familias refugiadas. En el proceso, todos/as aprendimos un poco sobre la experiencia de los/las refugiados/as. Después de todo, la historia de Navidad se trata de que Jesús y su familia también eran refugiados”.
Una persona de la congregación resumió la experiencia de una manera excelente con las palabras: “La generosidad sucede todos los días, y si prestas atención, puedes encontrar maneras de apoyar a las personas, aún con sumas pequeñas de dinero o con pequeños actos de amabilidad”.