Por Javier Márquez
Carlos Romero fue el director ejecutivo de la Agencia Menonita de Educación o, como se conoce más popularmente, el MEA, por sus siglas en inglés. Cuando lo mencionas con personas que han podido compartir en diferentes ocasiones con él, te encuentras que parecen ser unísonas las buenas opiniones, así por ejemplo Steve Kriss, el Director Ejecutivo de Mennonite Mosaic Conference opina que Carlos ha sido una persona “Que ha aportado mucha bendición a nuestra iglesia” y Violeta Ajquejay, miembro del equipo editorial de esta publicación nos ha dicho que “es un líder que inspira confianza desde el primer instante y alguien que ha hecho mucho en la lucha contra el racismo”.
En MenoTicias hemos tenido la oportunidad de entrevistarnos con él, y nos hemos encontrado que a su charla hay que ponerle cinco estrellas. Por eso los y las invitamos a que lean este artículo y el del siguiente mes con toda la tranquilidad y comodidad del mundo, una taza de café o de té, no les vendría nada mal. Hoy les presentamos la entrevista sobre su trabajo en la educación anabautista, sus luchas en contra del racismo y la vocación que tiene por darle voz a quienes en el pasado no la tuvieron.
MenoTicias: En el artículo que escribió Sheldon C. Good para The Mennonite, él lo describe a usted como una persona apasionada por la educación Menonita ¿De dónde surge esta pasión?
Carlos Romero: Yo nací en San Juan, Puerto Rico, en el seno de una familia católica. Pero mis padres me enviaron al colegio menonita que había en la ciudad porque querían una educación bilingüe, eso sucedió cuando yo tenía 12 años. En ese momento descubrí el anabautismo que cambió todo en mi vida. Justo porque sé la forma en que la educación anabautista cambia la vida de la gente, no únicamente en el sentido de la fe, sino también en su desarrollo profesional como por ejemplo a través de las instituciones, es la razón que explica mejor que nada, mi pasión. Los latinos sabemos en Estados Unidos que una buena educación abre puertas. Otra cosa es que la iglesia juega un rol importante en la educación como una fuente espiritual, por esos motivos me he dedicado a ayudar a otros a cambiar sus vidas, así como en su momento la educación me ayudó a mí.
MenoTicias: Parte de su contribución histórica en MEA es que usted amplió la visión de “The Schools for Mennonites” a “Mennonite Schools for all”. Cuando pasamos un breve vistazo al mundo de hoy y pensamos en sus desafíos como son el cambio climático, el viraje de las estructuras sociales tradicionales, los movimientos migratorios, los resurgimientos de extremismos políticos, el racismo subyacente ¿En qué considera que la educación Anabautista en un sentido apropiado y oportuno es capaz de aportar?
Carlos: Yo creo que en este mundo quebrantado por tantas cosas difíciles, la educación anabautista nos permite establecer un camino hacia delante presentándonos oportunidades para saber cómo responder ante las injusticias, fundamentándonos en cómo relacionarnos con los otros. También apreciamos la paz y la reconciliación, no cómo una utopía y esto comienza con la implementación del Reino de Dios entre nosotros. Al darnos un fundamento ético también adquirimos el vocabulario adecuado para expresarnos en momentos difíciles y nos motiva, porque todos y todas podamos hacer una diferencia, cada persona en este mundo es importante.
MenoTicias: ¿Cómo describiría el rol que tuvo como director del MEA?
Carlos: Yo diría primero que todo, que por nada del mundo cambiaría la oportunidad de haber trabajado en MEA. Fueron los mejores y a la vez los más difíciles años como profesional. Lo más complicado fue que yo no era blanco y no estaban acostumbrados a que un latino estuviera en ese tipo de roles. También cuando yo entré, el enfoque del MEA eran las universidades y el seminario, algo importante fue expandir la visión de la educación que cubriera desde las instituciones de educación básica y primaria, los colegios hasta las instituciones de educación superior; también motivarnos a traer a la mesa los colegios menonitas de toda la región, por ejemplo, el colegio Menonita de San Juan, o el de Cali, Colombia. También incluir la educación informal, que yo sentía que era una gran oportunidad, por eso expandimos el Instituto Bíblico Anabautista (IBA) y luego el Seminario Bíblico Anabautista Hispano (SeBAH).
Parte de mis esfuerzos estuvieron concentrados en eso: desarrollar, expandir y transformar el sistema. Empecé trayendo personas nuevas, latinos, afro, gente que no estaba en el pasado. Entonces formamos una junta multicultural. Fue un logro, pero a la vez un logro que animaba a otros logros futuros. Aunque en su momento generó resistencia. Esos eran años difíciles porque muchos menonitas no llevaban a sus hijos a colegios menonitas, de ahí que nació la idea de “Mennonite Education for all”, porque pensábamos, “Si la educación anabautista es un regalo que Dios nos ha puesto a administrar, ¿porqué no compartimos esto con todo el mundo, si es que son las Good News?”.
MenoTicias: Usted se atrevió a formar un equipo multicultural, repartió de una manera horizontal las responsabilidades y trató de dar representatividad a todos y todas, también nos cuenta, que al hacer eso, generó resistencia e incomodidad en algunos sectores y en algunas personas. El racismo es un tema real, que poco o mucho todavía subsiste en varios escenarios de la iglesia, ¿De qué maneras usted lo enfrentó desde la educación?
Carlos: Me encantaría decir que en la iglesia no hay racismo, pero no es cierto, es una iglesia conformada por personas, y como personas no somos perfectos. Pero para luchar contra el racismo no existe un solo camino, es necesario abordarlo desde todos los lados que seamos capaces. Por mi parte traté de trabajar desde diferentes lugares: primero, expandir la mesa directiva, si en el pasado era una mesa de 5 o 6 personas donde apenas existía una persona de color, como para cubrir la cuota, ahora la mesa sería de 9 o 10 y no todos serían blancos, incluiríamos tantas nuevas perspectivas como pudiéramos. Debía ser por sí misma una mesa de cambio.
Segundo, entendiendo que el racismo se basa en la ignorancia de conocer a las otras personas, traté de establecer relaciones entre blancos y personas distintas a ellos. Era importante que la gente supiera quién era yo, el director latino. Tercero, poner a andar programas específicos de oportunidad al acceso de la educación en todos los niveles para todas las personas. Cuarto, cuando se abría una necesidad de personal tratábamos de pensar en minorías, que también son personas que se han preparado y son cualificadas. Entonces, si necesitábamos contador, por ejemplo, tratábamos de vincular una persona perteneciente a una minoría y también, si había una oportunidad en puestos de liderazgo, los poníamos en la lista, porque eso era clave, abrir puertas de liderazgo a quienes no la tenían muy fácil antes, era también devolver de lo que había recibido, yo pude llegar a mi posición gracias a la ayuda y la confianza de otros que me respaldaron, yo debía hacer lo mismo con otros, en el pasado siempre habíamos pensado que esos puestos no nos pertenecían, pero es algo que debía cambiar.
Quinto, realizando seminarios y talleres a miembros de la junta, personas de liderazgo en las instituciones sobre la multiculturalidad y el racismo. Sexto, y muy importante, mi trabajo era también estar siempre seguro de que contábamos con los recursos económicos. Iniciamos así junto a Noel Santiago una reunión que llamamos Hope for the Future, que era un espacio para motivar a las personas de color, “que son como yo” y que a su vez necesitaba un recurso, recuerdo que esperábamos 15 a 20 personas, pero llegaron como 100. También vinieron donaciones de muchos lugares.
Como séptimo, tuve la oportunidad de ser entrenado en un programa que medía las aptitudes interculturales a través de un instrumento que era un examen llamado Intercultural Develoment Inventory, que es un programa que se aplica en muchos países y lo traje a mis espacios de trabajo.
Carlos concluyó nuestra entrevista con la siguiente reflexión:
Carlos: Si me preguntas si ya estamos donde yo quisiera que estuviéramos te diría claramente que no, aún nos falta mucho trabajo, pero sí que hemos avanzado. El trabajo de la transformación en realidad nunca termina. Pero he sido testigo de un sin número de logros, como por ejemplo ampliar la mesa para más personas, también muchas personas de minorías han estado en puestos de liderazgo, no estamos más en silencio, ahora somos parte del diálogo. Desde la perspectiva pedagógica nuestras instituciones están en contacto con otros contextos, buscamos aprender de otras experiencias, voces que antes no se escuchaban ahora sí se escuchan. Por supuesto que he tenido frustraciones y fracasos, pero al final de todo yo estoy agradecido.