por Saulo Padilla
En 2015, durante la Convención de la Iglesia Menonita USA en Kansas City, Missouri, se propuso la resolución “Buscando la paz en Palestina-Israel”. Observé cómo muchos de mis hermanos y hermanas latinos y latinas se acercaron al micrófono para expresar su apoyo a Israel. No me sorprendió. Sabía exactamente de dónde venían sus convicciones.
Crecí en Guatemala en iglesias evangélicas y pentecostales. Nuestras canciones, enseñanzas de escuela dominical y sermones estaban llenos de teología cristiana sionista que declara que la voluntad de Dios es el establecimiento de una patria judía en Palestina, y el deber de los cristianos de apoyar a Israel. Algunas iglesias incluso exhiben una bandera israelí en su santuario.
Las canciones que aprendí de niño eran sobre el Dios de los ejércitos del Israel del Antiguo Testamento y las cruzadas. En aquella congregación, al igual que en congregaciones menonitas evangélicas e hispanas posteriores en Calgary, Alberta, y luego en Goshen, Indiana, nuestro culto incluía canciones sobre el Dios de Israel que corta las cabezas de nuestros enemigos. Nuestras lecturas eran principalmente del Antiguo Testamento, que describía la violencia y el genocidio. En nuestro culto celebramos la muerte de los enemigos de Israel.
No me sorprende que muchos que proceden de marcos teológicos similares no cuestionen las acciones del gobierno israelí en este momento. Ven al Estado de Israel como un David que se enfrenta a un Goliat, creyendo que Israel sigue siendo la pequeña nación bíblica que existió en medio de imperios y no la superpotencia mundial que es ahora.
Recuerdo que de niño algunos miembros de mi familia celebraban y presumían cada vez que adquirían un arma fabricada en Israel. Era como si tuvieran en sus manos la honda de David. Me enseñaron a creer que la nación y el Estado de Israel eran el pueblo de Dios, sin hacer preguntas. Era pecado cuestionar esta creencia. No entendía los pormenores, la historia ni las implicaciones políticas.
Mantuve esa visión sionista de Israel durante la mayor parte de mi vida. Así fue hasta que estudié historia y teología en la Universidad de Goshen, en el programa de Ministerios Hispanos. Profesores de teología como Juan (John) Driver y Ron Collins fueron fundamentales, lo suficientemente pacientes como para ayudarme a deconstruir estas narrativas violentas y reconstruir una nueva teología anabautista de paz con una visión diferente de Dios, Jesús e Israel. Una nueva visión escatológica. Aprendí que la Biblia no es plana. Hay una montaña en los evangelios, donde estamos con Jesús y podemos ver y entender el resto de la Biblia -Antiguo y Nuevo Testamento- a través de sus enseñanzas, visión y misión.
Así que, cuando se propuso la resolución “Buscando la paz en Israel y Palestina” en la Convención de la Iglesia Menonita USA del 2015, y mis hermanos y hermanas hispanos/latinos(a) se opusieron, supe lo que estaba pasando. Sabía exactamente de dónde venía esa oposición. En ese instante, decidí unirme al Grupo de Trabajo “Ven a Ver” Israel-Palestina, compuesto por varias agencias y organizaciones anabautistas.
El objetivo del grupo de trabajo era educar a los líderes de nuestra denominación sobre Palestina e Israel y unirse a un viaje de aprendizaje a la Tierra Santa que incluía una visita tanto a Israel como a los territorios palestinos ocupados. La propuesta era enviar a 100 líderes. El objetivo fue superado. Más de 110 líderes menonitas participaron, incluyendo a muchos de mis hermanos y hermanas hispanos/latinos(as) a quienes vi caminar hacia el micrófono ese día en Kansas City.
Cuando extendimos la invitación, algunos afirmaron: «Soy pro Israel y no cambiaré de opinión». Para algunos, incluso en la gira de aprendizaje, esa narrativa persistió durante unos días. Pero esa mentalidad quedó desafiada cuando escuchamos historias de personas a ambos lados del muro de separación israelí y cuando fueron testigos de la opresión que sufren los palestinos.
En 2017, me uní a una gira de aprendizaje con líderes de MC USA y de la Iglesia Menonita Hispana, algunos líderes menonitas anglosajones y una pareja afroamericana. Comenzamos a tener una idea clara de la experiencia del apartheid tan pronto como llegamos, viendo la fuerte segregación y opresión de los palestinos bajo una brutal ocupación militar.
Al pasar por inmigración y aduanas israelíes, retuvieron a una mujer para interrogarla. Ella estaba muy emocionada y alegre cuando aterrizamos. Pero cuando salió de la zona de inmigración y aduanas, estaba casi llorando. Las personas latinas(os), compartimos algunos rasgos físicos con grupos étnicos de Oriente Medio (a mí me preguntaban constantemente si era libanes). A partir de ese momento, sentimos las tensiones y la segregación racial. A los tres días de la gira de aprendizaje, la mujer afroamericana de nuestro grupo quiso volver a Estados Unidos. Se sentía insegura, haciendo referencia a la época de Jim Crow en Estados Unidos.
Además de visitar los típicos “lugares santos” cristianos, fuimos detrás de los muros que muy pocos visitantes cruzan. Atravesamos puestos de control, que nos recordaron los desafíos a los que se enfrentan los miembros indocumentados de nuestras congregaciones en EE. UU. Visitamos campos de refugiados palestinos y asentamientos israelíes. Disfrutamos de la hospitalidad de hermanas y hermanos palestinos cristianos cerca de Belén y escuchamos historias de judíos, cristianos y musulmanes por igual. En el Colegio Bíblico de Belén conocimos las complejas perspectivas teológicas cristianas que existen sobre esa tierra.
Plantamos olivos en Cisjordania, cerca de asentamientos israelíes construidos en contra del derecho internacional. Los asentados querían desplazar a los agricultores palestinos cristianos. Por las leyes israelíes que estipulan que el gobierno expropiará tierras no cultivadas, plantar árboles y mantener la tierra productiva era necesario para conservarla en manos de las familias que han vivido y cultivado las tierras durante generaciones. Aprendimos que el conflicto no es entre musulmanes y judíos, ni entre judíos y palestinos, sino entre el Estado de Israel y cualquiera que se oponga a la expansión de su ocupación; en algunos casos, incluso contra personas judías de conciencia que se oponen a la expansión ilegal y al desplazamiento de palestinos.
Al final de nuestro viaje de aprendizaje, ya no éramos capaces de considerar la historia única de nuestra educación sionista cristiana.
Nuestro sistema de creencias y nuestra teología habían cambiado. La mayoría de nuestros líderes, que habían afirmado un apoyo inquebrantable a Israel, empezaron a hablar sobre Palestina e Israel. Ya no podíamos hablar de ello como un relato unilateral.
Como resultado, en la convención de la Iglesia Menonita USA en 2017, los líderes menonitas hispanos y personas de color fueron algunos de los primeros en acercarse al micrófono para hablar en apoyo de la resolución “Buscando la Paz en Israel y Palestina”. No nos olvidamos del pueblo ni de la tierra de Israel. Pero nuestras nuevas narrativas sostuvieron la complejidad de las historias que escuchamos y de la humanidad compartida de palestinos e israelíes. Nos comprometimos a leer y estudiar el Documento Kairós, elaborado por nuestros hermanos y hermanas cristianos de Palestina e Israel, nos comprometimos a alzar la voz.
Mientras observamos las atrocidades de la reciente violencia en Israel, Gaza y Cisjordania, se me viene a la mente ese compromiso. La invitación es sencilla: para aquellos de nosotros que visitamos Palestina e Israel durante las giras Ven a Ver, este es el momento de compartir y hablar de nuestra experiencia. Saquemos las fotos, notas y recuerdos. Hablemos en nuestra congregación, familia y amigos.
Es el momento de utilizar nuestra influencia política cristiana para pedir un Alto el Fuego permanente y una resolución justa del conflicto.
Es el momento de abrazar la complejidad en un mundo en el que los medios de comunicación a menudo simplifican los relatos, promueven historias desinformadas y alimentan el conflicto. Este es otro momento para buscar continuamente la paz. Aprenda más. Vea el documento, El CCM, Palestina e Israel: preguntas más frecuentes. Vea el vídeo de la iglesia menonita MC USA “En busca de la paz en Israel y Palestina”, que destaca el impacto de los viajes de aprendizaje.
Comité Central Menonita: Ayuda, desarrollo y paz en el nombre de Cristo.