Por Javier Márquez
El escritor colombiano Mario Mendoza está promocionando Los Iniciados, una película sacada de su universo literario, que ahora se puede ver por medio de la plataforma de Prime Video. En esta, Andrés Parra interpreta a Frank Molina, un detective que vive en un futuro en el que nunca para de llover; pero, sin embargo, nadie puede tomar del agua que mana de la lluvia, porque está envenenada.
Sumado a las crecientes y cada vez más numerosas guerras que se desatan por el mundo entero, a la pobreza y a la desigualdad extendida, el cambio climático es el tema que viene ubicándose en el centro de la agenda internacional en lo que se refiere a los foros y a los esfuerzos mancomunados en los gobiernos, incluso cuando estos aparentan su interés, más que demostrar acciones concretas que nos lleven hacia un cambio real.
Lejos de estar separados de este contexto, la iglesia Menonita en los Estados Unidos avanza en poner el tema en el centro de las discusiones y de las reflexiones comunitarias y espirituales del Cuerpo de Cristo. Esto se ha quedado claro en el reciente MenoCon23, en el que se preparó especialmente un webinar para hablar del Cambio Climático, de su importancia para nosotros como hombres y mujeres de fe, así como del deber de la iglesia para ser un actor clave en el cuidado del planeta.
En el webinar realizado el pasado 30 de junio, fue invitada Sarah Naharis, quien es «formadora en acción no violenta y teóloga interespiritual. Ella es la exdirectora ejecutiva de Community Peacemaker Teams y actualmente es estudiante de doctorado en la Universidad de Syracuse y SUNY-ESF en Syracuse, Nueva York, estudiante de regeneración ecológica y activismo espiritual», según el portal de la Iglesia Menonita USA.
En el webinar de introducción, donde se prepararon algunas preguntas para ella, Sarah mencionó que el cambio climático se trata de cómo nos relacionamos entre nosotros, porque no es un tema únicamente de árboles y ballenas, sino de cómo entendemos que el aire y el agua no son solo recursos, sino parientes y parte del cuerpo de Cristo.
En su intervención mencionó que el llamado de Dios es que la iglesia haga parte activa del cuidado del mundo, teniendo una voz y un accionar encaminados a proteger la tierra en la que vivimos.
Emociona saber que la iglesia cada vez se incorpora con más interés en el tema del cambio climático. Seguramente la experiencia con la reciente pandemia nos abrió los ojos acerca de cómo estamos interconectados con todo lo que pasa en el mundo y cómo la iglesia, para bien o para mal, tiene una labor en casi todo.
No deja de ser curioso que estos temas muchas veces se promocionan para los ministerios juveniles cuando es, sin lugar a dudas, un tema que debería abordarse en toda la membresía; aunque, por otro lado, es más que claro que por un lugar se debe empezar. Por lo pronto, agradecemos que la iglesia entre en estos temas y, no solo desde un activismo separado, haga reflexiones acerca del involucramiento espiritual de nuestra fe con el planeta tierra.