por Adriana Celis
Cuando diciembre llega las estaciones radiales cambian la música usual por canciones de navidad y es tan común escuchar villancicos y música popular navideña como la canción Arbolito de Navidad ¿qué me vas a dar? Arbolito lindo que floreces todos los 24; este es uno de los clásicos decembrinos más famosos en algunos países de Latinoamérica, compuesta por José Barros e interpretada por Tito Ávila que evoca el fuerte deseo y la esperanza de recibir regalos cada 24 de diciembre. Y es que Navidad es una de las épocas más bellas y alegres del año, no solo porque se conmemora tradicionalmente el nacimiento del Señor Jesús, sino también porque es época de compartir con la familia, los amigos, la comunidad de fe, entre otras. Las luces, las guirnaldas de colores rojo y verde que adornan las calles y las casas y más; el olor a comida recién preparada, los almacenes anunciando las mejores ofertas de sus productos por ser la temporada que mueve con mayor intensidad el comercio y la economía de las naciones. Aunque es una época para no quedarse quietos y estar siempre activos, también es una temporada que puede ser retadora, en especial para aquellos que se encuentran solos o están pasando por momentos difíciles. Es por este motivo que me cuestiono:
¿Cómo cuidar de la salud mental durante esta época?
No hay una manera simple de dar respuesta a este interrogante, por lo cual le pregunté a una experta en la materia: Alicia Maldonado Zahra. Alicia tiene una vasta experiencia en cómo tratar traumas que se han generado en la niñez y en la adultez. Adicionalmente ha trabajado en temas de negociación y resolución de conflictos en temas de paz y en la actualidad cursa un Master en Artes en Teología y Paz del Seminario Bíblico Anabautista (AMBS) en Elkhart, Indiana.
Durante nuestra conversación telefónica, la cual duro alrededor de dos horas estuvimos hablando de cómo sobrellevar estas épocas. Alicia me contestó de la siguiente manera: «sabes, Adriana, la promesa que Dios nos ha dejado es que Él estará con nosotros todos los días de nuestras vidas, él es fiel y verdadero. En Él no hay variación del tiempo, ni tampoco cambio de pensamiento, ni mucho menos prejuicios», ante lo cual también agrega que, « En los Estados Unidos los problemas de salud mental se incrementan desproporcionadamente cada año, en especial para estas épocas por diversos factores, entre ellos el clima, que en algunas regiones del país llega a temperaturas bajo cero, la falta de interacción del cuerpo con la vitamina D y la añoranza de ver a la familia, especialmente cuando se es inmigrante y se está lejos de casa». En el mismo sentido añade Alicia que nosotros como cristianos podemos ser luz en la vida de otros con simples palabras y actos; como por ejemplo, escuchando sin cuestionar o micro agredir al hacer comentarios no correctos que, en lugar de ser un bálsamo, lastiman y maltratan a otros. Siendo amables y sirviendo en la proporción que podamos.
Otra manera en cómo lo podemos hacer, es aconsejando sobre el cuidado de la salud mental aplicando 4 consejos prácticos:
- Probablemente el que menos les gusta a muchas personas: dejar de usar redes sociales y hacer una especie de ayuno tecnológico para que de esta forma el cerebro pueda estar en paz y sentimientos como la comparación no tengan lugar. De esta manera se rebaja la ansiedad y se le da un descanso a los ojos y al cerebro de las luces azules de los equipos tecnológicos.
- Estar rodeado de una comunidad de fe saludable. Esto significa estar en un lugar donde se pueda compartir con otros seres humanos, Dios también nos lo aconsejo en Genesis 2:18-23 al decir que «no es bueno que el hombre este solo». Y sí que no lo es, no es bueno estar solo; por esta razón es vital rodearse de las personas correctas, porque es en comunidad que se crece.
- Salir, caminar y ejercitarse. Es una de las formas más ricas y comprobadas de mejorar los pensamientos, ya que el ser humano puede despojarse del estrés que está cargado.
- Por último y no menos importante, la oración y la meditación son grandes herramientas por las cuales no se deben dejar de lado. La oración ha sido una de las fortalezas más grandes que toda persona tiene acceso. Es a través de ella que podemos comunicarnos con Dios mediante su Espíritu Santo. Es el acto sublime de hablar con el Creador teniendo la plena certeza que Él nos escucha y es capaz de intervenir en cualquier situación. La meditación es otra forma terapéutica de liberar tensiones y tristezas de estas épocas, sentir la propia respiración y saber que mientras se respira, se tiene una oportunidad más en esta tierra para vivir.
Para finalizar, Alicia nos alienta a no encerrarnos en nosotros mismos, a buscar ayuda cuando la necesitemos, está bien decir no estoy bien, me siento triste, frustrado, cansado o decepcionado. Está bien extrañar el país de origen, el pueblo en donde se nació; sus costumbres, el clima. No hay nada de malo o erróneo en sentir, puesto que Dios nos creó con emociones, lo que verdaderamente es una tragedia es quedarnos quietos sin hacer nada al respecto; negado nuestros sentimientos y dejando de vivir y de sentir, esa es la verdadera tragedia.