Como cristianos, somos un pueblo que permitimos que la gracia de Dios reduzca el estrés en nuestras vidas para que podamos permitir que Dios obre en nosotros. Cuando abandonamos nuestro deseo de controlar las cosas podemos dar la bienvenida al futuro que Dios nos da –que el Espíritu de Dios genere vida en y por medio de nosotros, y que la vida del evangelio fluya por medio de nuestras iglesias y conferencias, por medio de nuestras agencias y la denominación.
La cumbre por la iglesia del futuro (FCS por sus siglas en inglés) reunió a gente proveniente de todos los rincones de la iglesia para discernir como nuestra fe anabautista produce vida para nuestro mundo y para nosotros, aquí y ahora, dando testimonio del ministerio de Dios: “Yo he venido para que tengan vida,” proclamó Jesús, “y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)
Crear una vida
“De hecho, los anabautistas tenían fe,” fueron las palabras que escribió H.S. Bender en su libro Visión Anabautista, “pero la usaron para crear una vida.” [i]
Bender desarrolló un marco de pensamiento sobre la identidad menonita gracias a las voces de los anabaptistas del siglo 16 que resonaban en su mente. Y a lo largo de más de 70 años, los líderes de la iglesia menonita transmitieron este marco de pensamiento, actualizando su visión de acuerdo a sus experiencias y al entendimiento de la teología. La cumbre por la iglesia del futuro realizada en Orlando este año cambió el enfoque de un modelo en el que algunos líderes determinan las bases de nuestra identidad a un modelo en el cual se crea espacio para que cientos de personas, de diversas convicciones teológicas, estratos sociales y de identidades raciales y de géneros diversos, puedan discernir juntamente una visión para nuestra iglesia. El lugar de la reunión resonaba con las lecciones que emergieron de nuestras historias y de la sabiduría que hemos practicado cuando hemos tratado de ser fieles en nuestros contextos particulares. Los ecos formaron armonías con los temas que salieron a la luz, como señales de la comunidad que nos invitaban a forjar un futuro juntos.
La meta de los participantes de la cumbre por la iglesia del futuro fue el discernimiento como comunidad, y el tema del equipo de temas fue el de escuchar. El equipo de temas escuchó a las voces de la comunidad que se juntaron, de los delegados y de los representantes de todos los rincones de la Iglesia Menonita de EE.UU., y estuvieron atentos a los temas convergentes. Luego de cada sesión de discernimiento, los varios temas que se desarrollaron en las mesas se fusionaron y se volvieron temas que fueron presentados a los participantes. Nuestro trabajo fue una oración, una respuesta al Espíritu Santo, el cual respiraba en medio de nosotros cuando nuestras conversaciones reflejaban la voluntad de Dios.
Los temas no fueron organizados por orden de importancia o prioridad ya que aprendimos durante el transcurso de nuestros días de trabajo conjunto, que la Iglesia Menonita de EE.UU. se explica por todos los temas presentados en los informes. Descubrimos que nuestra denominación refleja todas las peculiaridades nombradas en los temas. Los sueños de nuestra iglesia están reflejados en la totalidad del informe.
De ahora en adelante, esperamos que las pautas de guía que emergieron en la cumbre por la iglesia del futuro—explicadas en los informes del equipo de temas—formen la visión anabaptista de nuestra iglesia menonita. El discernimiento obtenido en la cumbre por el futuro de la iglesia es un horizonte de posibilidades para nuestra comunión, una invitación para que todos encaminemos nuestras vidas futuras en comunidad dando prioridad a la dirección que ofrece el amor de Cristo: “Este es mi mandamiento,” dice Jesús a aquellos que desean ser sus discípulos, “que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12). Su oración es nuestra oración: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno” (Juan 17:20)
Esperamos que el informe de resultados de la cumbre por el futuro de la iglesia sea beneficial para nuestra denominación mientras perseguimos nuestra meta de amarnos mutuamente para embarcarnos en el movimiento de la esperanza que Dios ofrece. Esperamos que la comunión con el Espíritu Santo produzca vida en nosotros para que podamos bendecir al mundo mientras damos testimonio de la paz del evangelio de Cristo.
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[i] Harold S. Bender ofreció su “Visión Anabaptista” en su discurso presidencial para la Sociedad Americana de la Historia de la Iglesia en 1943. Su ensayo fue luego publicado en la edición de marzo de 1944 de la revista Church History, y fue reimpresa en abril de 1944 en la publicación de MQR. Esta ahora disponible como un librito por Herald Press. Las actualizaciones recientes a la visión de Bender incluyen la obra de Palmer Becker, Los fundamentos anabautistas: Diez señales de una fe cristiana única (Herald Press, 2017) y la obra de Stuart Murray, Anabautista al desnudo: Los fundamentos básicos de una fe radical (Herald Press, 2010)