por Jenny Castro
HAMPTON, Virginia (Iglesia Menonita de EE. UU.) — A medida que los participantes llegaban el 2 de febrero a la Iglesia Comunitaria de Calvary (C3), algo quedaba claro: Esperanza para el futuro (HFF, por sus siglas en inglés) ha logrado generar espacios particularmente seguros para personas de color que ejercen funciones de liderazgo en la Iglesia Menonit
a de EE. UU. Cálidos abrazos, profundos suspiros y oraciones de gratitud abundaban en la apertura del sexto encuentro anual de HFF. Más de 70 personas asistieron al evento de cuatro días que se realizó bajo el título de “Hacer la obra del reino” y culminó el 5 de febrero con un culto de adoración en C3.
A lo largo de los últimos 6 años, HFF ha sido un punto de conexión y apoyo para líderes de color en toda la denominación. Durante los últimos tres años, algunos líderes claves que son blancos también han recibido la invitación a participar.
“Nos hemos reunido para un momento como este”, dijo Carlos Romero, director ejecutivo de la Agencia Menonita de Educación y miembro del comité organizador de HFF. Sus palabras de apertura del jueves hicieron referencia a la historia del encuentro y enmarcaron el trabajo de aquel fin de semana. Ese mismo sentimiento fue compartido por muchas de las personas de color que asistieron, quienes después de la transición del liderazgo presidencial de EE. UU. y el ajetreo de las acciones ejecutivas de los días siguientes, han estado meditando sobre lo que la realidad actual de Estados Unidos significa para la Iglesia Menonita de EE. UU., una iglesia histórica de paz.
“Las primeras semanas del nuevo gobierno han incrementado la urgencia para las personas de color y otros grupos marginados. Esta urgencia no es nueva”, dice Regina Shands Stoltzfus, profesora adjunta de estudios de paz, justicia y conflicto en Goshen (Indiana) College y miembro del comité organizativo de HFF. “Hablar de la violencia contra grupos marginados no es para nada nuevo. Hemos estado hablando y trabajando contra ello desde hace años. Las elecciones y las primeras acciones subsiguientes del nuevo gobierno manifiestan cuánto más inseguro llegará a ser este país; esa es la nueva urgencia”.
“Esta [realidad actual] presenta consecuencias muy distintas para personas que son blancas y para personas de color”, dijo Iris de León-Hartshorn, directora del trabajo transformativo por la paz para la Iglesia Menonita de EE. UU. y miembro del comité organizador de HFF. “A las personas de color, esto afecta nuestras vidas, nuestras familias, nuestras comunidades y nuestras relaciones. En nuestro país, ni aun el hecho de ser ciudadano de EE. UU. no le otorga a una persona de color las mismas garantías que a una persona blanca”.
Isaac Villegas, pastor de la Comunidad Menonita de Chapel Hill, presentó una reflexión el viernes por la mañana. Desafió a los participantes a pensar qué significa ser comunidades por la paz. En lugar de encuadrar la paz en términos de la resistencia no violenta a la guerra, alentó al grupo a considerar a las mujeres que influenciaron la vida y el ministerio de Jesús: mujeres como María y Marta, las mujeres que financiaron y apoyaron su ministerio; las mujeres que estaban con él cuando murió, y su madre María, una niña de 14 años, embarazada y soltera. Villegas preguntó: “¿Qué significaría crear comunidades de paz donde personas como María pudieran florecer y prosperar?”.
En el transcurso del fin de semana, los participantes trabajaron en caucus (personas de color y blancas) y en grupos multirraciales con la consigna de explorar alguna de las tres propuestas y presentar sus reflexiones y conclusiones al grupo grande:
- Las vidas de los negros importan y personas de color anabautistas ofreció a los participantes una lente específica a través de la cual explorar la pregunta “¿qué significa ser una iglesia de paz en este momento de la historia?”.
- Nuestro futuro juntos: Los participantes trabajaron en la definición del propósito y visión de una red de HFF en vista al futuro, construyendo sobre las bases que se establecieron en los últimos seis años.
- Abuso sexual / Mala conducta y personas de color creó el espacio para que los departamentos de recursos humanos específicamente (y otros) exploraran cómo las políticas sobre mala conducta y sus reacciones afectan a las personas de color.
Los participantes también pasaron un tiempo importante escuchando el informe de directores y presidentes de las agencias e instituciones educativas de la denominación como consecuencia del “Llamado a la acción para la competencia intercultural” que produjo el trabajo de Esperanza para el futuro 2016 y fue enviado al resto de la iglesia en abril del 2016.
Ruby Sales
Ruby Sales, teóloga pública, historiadora, activista, crítica social y educadora, presentó el discurso principal el viernes por la tarde. Sales se unió al Comité Coordinador Estudiantil por la No Violencia (SNCC, por sus siglas en inglés) en la década de 1960 cuando asistía a la Universidad de Tuskegee en Alabama. Participó de las marchas de Selma-Montgomery en 1965 y luego fue detenida y encarcelada por participar de una protesta en un supermercado exclusivo para blancos. Luego de ser liberada, entró al negocio junto a algunos otros para comprar bebidas y se encontraron con Tom Coleman, un obrero de la construcción y diputado del condado, quien llevaba una escopeta. Jonathan Daniels, un compañero de protesta de Sales y seminarista episcopal blanco, la empujó para alejarla del peligro. Coleman disparó y mató a Daniels, quien le salvó la vida a Sales.
Ella es fundadora y directora del Proyecto Casa del Espíritu (Spirit House Project) una organización sin fines de lucro que reúne a personas diversas para trabajar por la justicia social, económica y racial.
En su discurso, Sales habló de dos narrativas presentes en EE. UU. hoy en día: la narrativa del genocidio, la supremacía y el patriarcado blanco, y la narrativa de los abolicionistas, los sindicatos, los héroes y las heroínas. También reconoció la desesperanza que experimentan muchas personas en este momento de la historia. “Las personas están deambulando en el desierto, tratando de averiguar cómo suena su propio nombre dentro de una nueva realidad”, dijo.
Sales propuso al grupo el siguiente desafío: “Si seguimos a Jesús, debemos encontrar el coraje para ponernos de pie y proclamar la verdad del poder y hablar con la verdad entre nosotros”.
“Ruby fue profética”, dijo Sue Park-Hur, codirectora de ReconciliAsian y copastora de la Iglesia Menonita de Mountain View, en Upland, California. “Habló exactamente de lo que estábamos conversando en el grupo Las vidas de los negros importan”.
Las vidas de los negros importan
Esta sensación de estar en el momento justo fue particularmente conmovedora para muchos de los participantes del grupo La vida de los negros importa y personas de color anabautistas. Durante sus sesiones, Shands Stoltzfus guió al grupo en una conversación que exploraba lo que significa ser una iglesia de paz considerando la realidad vivida por las personas de color en EE. UU. hoy en día.
Para comenzar, el caucus de las personas de color recordó el asesinato de Michael Brown, que encendió el movimiento Las vidas de los negros importan, con la lectura del libro de Keeanga-Yamahtta Taylor, #Blacklivesmatter to Black Liberation:
“Cada movimiento necesita un catalizador, un evento que capta las experiencias de las personas, las extrae de su aislamiento y las lleva a una fuente colectiva que tiene el poder de transformar las condiciones sociales. Pocos podrían haber predicho que el asesinato de Mike Brown por parte del policía blanco Darren Wilson encendería una rebelión en un suburbio pequeño y casi desconocido de Misuri llamado Ferguson. Por razones que quizás nunca queden claras, la muerte de Brown fue un punto de inflexión, un quiebre para los afroamericanos de Ferguson, pero también para cientos de miles de personas negras de todo el país. Tal vez fue la inhumanidad del policía que dejó que el cuerpo de Brown se descompusiera bajo los rayos del sol de verano durante cuatro horas y media después de matarlo, manteniendo a los padres alejados a punta de pistola y con los perros. ‘Nos trataron como si no fuéramos padres, ¿sabes?’, dijo Mike Brown padre. ‘Eso es lo que no entendía. Nos largaron los perros. No nos dejaron identificar su cuerpo. Nos apuntaron con pistolas’. Quizás fue la artillería militar que la policía extrajo cuando surgieron las protestas en contra de la muerte de Brown. Con tanques y ametralladoras y una provisión inacabable de gas lacrimógeno, balas de goma y revuelo de bastones, el departamento de policía de Ferguson declaró la guerra a los residentes negros y a todos los que los acompañaban en solidaridad”.
Shands Stoltzfus pidió a los padres que imaginaran a sus propios hijos yaciendo muertos o muriendo en la calle. Les pidió que imaginaran cómo sería que la policía, con pistolas y perros mantenga alejados a los padres de sus hijos. A muchas personas de color, la actividad no les exigió ejercitar demasiado la imaginación. Varias personas nombraron el temor visceral con el que conviven todo el tiempo, temor por sí mismos, temor por sus cónyuges y temor por sus hijos. Los participantes compartieron historias de dolor, discriminación y maltrato, y hablaron de una iglesia que con demasiada frecuencia justificó, minimizó o evitó abordar estas experiencias.
El grupo decidió que era tiempo de que los líderes y miembros blancos de la Iglesia Menonita de EE. UU. reconsideren lo que significa ser una iglesia de paz. Las personas de color señalaron que muchos de ellos habían escogido unirse a la Iglesia Menonita de EE. UU. por profesar una teología de paz, pero que se sentían decepcionados por el silencio de la iglesia frente a la creciente discriminación, opresión y temor. El grupo comenzó a definir lo que para ellos significa una iglesia de paz.
Presentaron las siguientes ideas al grupo grande:
“Una iglesia de paz reconoce la imago Dei en toda la humanidad. No solamente ora, sino que actúa. Una iglesia de paz responde a la violencia dentro y fuera de sus puertas. Una iglesia de paz se solidariza con Las vidas de los negros importan, Standing Rock, las personas LGBTQ y los inmigrantes y se opone a toda forma de violencia. Una iglesia de paz empodera a las personas privadas de sus derechos y marginadas. Comprende las multifacéticas formas de violencia: sistemática, educativa y ambiental. Es más que la ausencia de la guerra o la protesta por la guerra”.
Después de la presentación del grupo Las vidas de los negros importan, Iris de León-Hartshorn pidió un momento de silencio. Más tarde, reflexionando sobre lo que había pasado, Park-Hur dijo: “Si no nos vemos entre nosotros como miembros comprometidos de la familia de Dios, si no vemos el valor en cada persona, no podemos ser iglesia juntos”.
Nuestro futuro juntos
Los comentarios sobre HFF 2016 indicaron que muchas personas de color de toda la iglesia están buscando más recursos, una red más fuerte y un propósito, una visión y una misión claros para HFF.
“A muchos nos ha parecido que reunirnos una vez al año no alcanza para construir vínculos entre líderes de color”, dijo Gilberto Pérez, exdirector de desarrollo intercultural y sociedades educativas de Goshen College y miembro del comité organizador de HFF. “El comité decidió que debemos invertir mucho tiempo en HFF conversando sobre lo que significa nuestro trabajo y cómo debemos relacionarnos hacia el futuro”. Los participantes del grupo Nuestro futuro juntos hicieron exactamente eso. Imaginaron un futuro donde HFF trabajaría de dos maneras particulares: brindando recursos (desarrollo de capacidades y capacitación de líderes) y exigiendo la responsabilidad de agencias y organizaciones. Según Pérez, aún se está trabajando en los detalles, pero hay planes para invitar a más personas de color a participar del comité organizador y así ayudar a HFF a avanzar intencionalmente hacia esta visión.
Chantelle Todman Moore, cofundadora de Unlock Ngenuity y participante de Nuestro futuro juntos, dijo: “Esperanza para el futuro tiene que ser no solo un refugio sino un espacio donde los participantes se vayan preparados para involucrarse con nuestro mundo quebrado, para proclamar el poder con la verdad y encarnar la iglesia de paz que ve y actúa por la justicia”.
Abuso sexual / Mala conducta y personas de color
Los miembros de los departamentos de recursos humanos (y también otros) fueron invitados al grupo Abuso sexual / Mala conducta y personas de color. De León-Hartshorn y Romero guiaron esta conversación.
“Creo que en general tuvimos un diálogo intenso”, dijo de León-Hartshorn, “pero también creo que logramos algunas ideas beneficiosas para reflexionar”.
El grupo conversó sobre la creación e implementación de auditorías de recursos humanos para comenzar a registrar y documentar las inconsistencias en la aplicación de políticas y procedimientos. Acordaron que demasiado a menudo la cultura organizacional supera a las políticas y los procedimientos.
“Las relaciones familiares entre nuestros hermanos y hermanas blancos es una de las realidades culturales de nuestras instituciones,” dijo de León-Hartshorn, “y la tendencia es la diferencia en el trato con aquellos que están ‘dentro de la familia menonita’, comparado con los que están ‘fuera’: las personas de color”.
El grupo también observó que cuando las personas de color son sancionadas por mala conducta, la tendencia de nuestras instituciones y organizaciones es ver a esa persona como representante de toda la raza. De modo que es poco probable que una persona de color reemplace a una persona de color que fue sancionada. El grupo acordó que esto nunca sucede con las personas blancas.
“Cambiar la cultura organizacional es muy difícil”, dijo de León-Hartshorn. “Muchas veces oí decir que los menonitas tienen una ‘cultura muy gruesa’”.
Un llamado a la iglesia
HFF concluyó separando de nuevo a los participantes en caucus raciales para reflexionar sobre todo lo que habían procesado y experimentado juntos.
“Creo que los creyentes de color están comenzando a abrazar y practicar una valiente teología de la alteración enraizada en el amor que llama a la iglesia a traer el reino de Dios, la fraternidad de Dios, a la tierra como en el cielo”, dijo Todman Moore. “Desde las conversaciones sobre Las vidas de los negros importan hasta la poderosa reflexión de Isaac Villegas que ponía a las mujeres en el centro y Ruby Sales, que nos ayudó a recordar nuestra propia historia como nación a través del movimiento por los derechos civiles, el llamado fue a que la iglesia despierte”.
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